El nombre de las cosas.
Sé, y defiendo, que dentro del
bdsm no tiene porqué haber una sola forma de vivirlo ni ningún tipo de
uniformidad de pensamiento. Lo he repetido muchas veces y a nadie le debería
coger ya por sorpresa de no tratarse de un recién llegado a esta ciudad. Incluso,
en numerosas ocasiones, he afirmado no tener claros los límites entre lo que
supone una relación D/s y esas otras que se han dado en llamar “vainilla”.
No obstante, para mi sí que hay
un concepto muy claro que define la verdadera esencia del mundo bdsm y que,
muchas veces, por una u otra razón, no parece tenerse muy en cuenta.
El hecho de poner en práctica
determinados actos de índole sexual no tiene porqué suponer, necesariamente, la
adhesión (o si se quiere, la adopción) de ningún tipo de tendencia. Es por eso
que a una persona puede gustarle, por ejemplo, la práctica del “bondage” y no sentirse para nada
próxima a la sumisión. Otra, por el contrario, puede disfrutar plenamente del
hecho de verse sometida y no tener necesidad ninguna de apartarse de aquello
que, en el plano sexual, se supone convencional.
Sé también que, para algunas
personas, mi punto de vista, resultará bastante difícil de entender, pero lo
que trato de decir es que cuando pretendemos dar salida a nuestras inquietudes
más íntimas, por muy abiertos y tolerantes que se nos antoje imaginarnos,
seguimos tendiendo a incluirnos en bandos excesivamente polarizados. O “D/s” o “vainilla”. Unos son así y otros son asá. Pero el problema aparece
cuando nos gustan determinadas cosas de uno y otro lado del muro y no nos
atrevemos a decirlo abiertamente por miedo a que se nos tilde de indecisos o
simples curiosos.
Quien más quien menos, en este
mundillo todos sabemos de sumis@s que, sistemáticamente, se oponen a los
dictados de sus Am@s haciendo gala de las más variadas y originales excusas. No
sería más fácil (digo yo) dejar claro desde un principio, antes de embarcase en
ningún tipo de relación, qué es lo que realmente se busca y cuales son las
preferencias y gustos de cada cual. ¿Qué no se ajusta a los cánones? Pues yo
preguntaría: ¿qué cánones? ¿Por qué ese miedo constante a que nos tachen de
esto o de lo otro? ¿Que vamos detrás de nuestro propio ideal?, pues luchemos
por conseguirlo y ya está, pero sin trucos ni verdades a medias.
También en el caso de algunos
dominantes se puede hablar de circunstancias parecidas cuando intentan ofrecer
una imagen distinta de lo que esperan obtener realmente a fin de no “asustar” o “decepcionar” a quienes aspiren ponerse a su servicio. Ídem de
lienzo. Las cosas desde un principio claras, y si no cuajan es porque no tenían que ser.
No hay nada más frustrante que el
hecho de embarcarse en un proyecto que, desde su inicio, sabemos que no nos va
a reportar aquello que estamos buscando. Entonces, ¿qué sentido tiene intentar
engañar a los demás para ofrecer una imagen deformada de lo que somos? Y lo que
es peor, ¿por qué engañarse a uno mismo?
Perdamos el miedo a llamar a las
cosas por su nombre pues (sirva esto como ejemplo) si a alguien no le gusta el
pescado, por mucho en que nos empeñemos en llamarlo carne, seguirá sin
gustarle.
Ya os he dicho…, sé que es un
rollo muy extraño este que os he soltado hoy, pero, de todas formas, ahí queda.
Un saludo y gracias por aguantar
mis desvaríos.
Un tema controvertido el que nos traes mi Señor...Daré mi opinión aunque será repetir bastante lo que Tu has dicho, pero con mis palabras...
ResponderEliminarYa te he comentado en alguna ocasión que no entiendo porque muchas veces nos empeñamos en ser lo que no sentimos ninguna necesidad de ser.
Me sorprende como en este mundillo que empiezo a descubrir parece estar de moda ser sumisa y existe un temor grandisimo, como si se fuera menos, a reconocer que simplemente se desea un sexo menos convencional, o experimentar algo nuevo o miles de cosas que pueden llamar la atención.
Pienso que nada es mejor ni peor, sino que cada uno siente lo que siente y contra eso no se debe luchar, porque al final, si no somos sinceros con nosotros y con los demás nunca alcanzaremos lo que anhelamos, sino que obtendremos una constante decepción.
Puedo entender que al principio la busqueda sea confusa, que no sepas bien por donde navegas, pero si así lo dices, y vas asumiendo a medida que avanzas la realidad nadie, ni tu mismo, saldrá dañado de esta aventura.
Y en el caso de los dominantes, pues....por suerte no tengo mucha experiencia con ellos, sabes que mi recorrido es cortito, pero si he observado esa tendencia que Tu comentas, a parte de unas actitudes que considero confusas para sus sometidos. El ahora si y el ahora no porque yo soy el Amo y así lo decido no va conmigo, siempre refiriendome a las bases de la relación claro, que creo que deben ser unas concretas, para que todos sepan a que atenerse.
¿sumisa o vainilla? ¿tengo que escoger? entiendo que las vainillas no sean sumisas, pero...¿y las sumisas?¿porque limitarnos tanto?dime glotona pero si me gusta la nata y el chocolate prefiero poder disfrutar de los dos!!!jijij
Que pases buen dia!!!
A Tus pies mi Señor.
No me parece que hayas soltado un rollo, para nada... me parece todo muy coherente y sensato, y ojalá hubiera más Dominantes con tus dos dedos de frente...
ResponderEliminarUn saludo
La verdad es que sí, mi dulce dana. Básicamente decimos lo mismo, pero me a llamado mucho la atención el apunte que haces respecto al hecho de poder sentir cierta confusión inicial.
ResponderEliminarEs cierto. Eso es el algo que también suele ocurrir, pero no se trata de algo voluntario o, ni mucho menos, malintencionado. Se trata de algo muy a tener en cuenta y que yo había pasado por alto a la hora de exponer mis propias impresiones.
En algunas ocasiones, tiendo a dar las cosas por sentadas y no me doy cuenta del punto de vista que pueden tener sobre esto las personas recién llegadas a este mundo que, como no, también las hay. Mea culpa.
Gracias por llamar mi atención a ese respecto.
En cuanto a lo de escoger..., bueno, ya sabes lo que suelo decir. "Tu misma".
Un beso y un azote.
Me alegra que, al menos en tu caso ly, esta entrada no hay resultado ser un tostón.
ResponderEliminarSi abogo siempre por la sinceridad no me queda más remedio que aplicarme el cuento a mi mismo aún a riesgo de resultar pesado.
En cuanto a lo que comentas sobre los dominantes..., decirte que pasa un poco como con las meigas. Podrás no creer en ellos, pero..., haberlos "hailos".
Un saludo paisana.