Vértigo.



Muchas son las circunstancias en las que una determinada situación (o una persona en concreto) pueden producir en nosotros una sensación similar a la ansiedad, aunque con unas connotaciones bastante diferentes. Viene a ser algo parecido a una fuerza que tiende a impulsarnos en una determinada dirección; muchas veces a una velocidad vertiginosa, sin que nosotros podamos hacer nada para evitarlo.

Intuyo que todos los que nos aproximamos a este mundo lo hacemos (en mayor o menor medida) imbuidos, precisamente, por una fuerza de ese tipo. No sé si en el caso de los demás sucederá lo mismo, pero, en el mío, mi forma de entender así como el hecho de vivir todo lo relacionado con la D/s no es tanto una elección, si no, más bien, una suerte de aptitud predeterminada a la que, en cierta forma, es como si me hubiera visto abocado. Suena un poco raro, lo sé, y más teniendo en cuenta que no soy una persona muy dada a creer en la existencia de un destino escrito de antemano. Lo que sí tiendo a intuir es que todos contamos con una serie de inclinaciones que nos impulsan a iniciar una búsqueda cuyo objetivo variará en función a cada individuo.

Cuando esa búsqueda se ciñe al terreno del bdsm, podría decirse (ya sé que aquí estoy aventurando en exceso) que, esa inclinación de la que hablaba, se presenta con una fuerza inusitada. Ya sea mientras buscamos nuestro sitio, cuando al fin lo encontramos o cuando nos sentimos firmemente asentados en él, siempre nos acompaña una cierta sensación de arrebato que escapa a nuestro control. Da igual el rol que llevemos dentro, ese sentimiento parece (más que ningún otro) nuestra verdadera seña de identidad.

Si siguiéramos ahondando en esta cuestión, veríamos que, a partir de ahí, es cuando comenzarían a aflorar las diferencias, en el modo en que cada cual gestiona toda esa amalgama, desmesurada e informe, de influjos, muchas veces, contradictorios.

Habrá quien pueda sentirse desbordado, incrédulo ante su propio sentir, asqueado y receloso consigo mismo. Igualmente, puede darse el caso de quienes, aún aceptándose tal y como son, se sientan, a pesar de todo, desorientados o temerosos de precipitarse en un abismo insondable del que difícilmente podrían emerger. Y también (por no aburriros poniendo más ejemplos) podemos encontrarnos con personas que abracen la causa D/s; con tal fervor y tan absoluto convencimiento, que se sientan realizadas de tal forma; que incurran en el error de considerarse parte de una élite despreciando a los demás por el mero hecho de no compartir o desarrollar sus mismas inquietudes.

Yo, particularmente, sí que tiendo a situarme a otro nivel, ni mejor ni peor, simplemente otro, y cuando me paro a pensarlo fríamente, si tuviera que definir esa sensación diferenciadora mediante el empleo de un único vocablo, creo que la palabra que más se acercaría a la realidad sería la de “vértigo”. Vérti'o!|$ser honsciente4EfNgs8RaF3gos, vértigo ante los desafíos, vértigo como mecanismo de defensa y vértigo, en fin, al saber cual es mi sitio.

No me entendáis mal. No me refiero aquí a ese vértigo apabullante que anula y bloquea, si no a ese otro que nos previene y nos dice: “Cuidado. Si no quieres caerte…, mira donde pones los pies”.

No sé si a vosotros os sucederá otro tanto pero a mí, incluso cuando duermo, a veces tengo la sensación de que la cama se elevara por si misma y tengo que despertarme y buscar un lugar al que asirme si no quiero caerme.

Qué cosas, ¿verdad?

Feliz finde.



Comentarios

  1. En otras ocasiones de mi vida había sentido esa cierta ansiedad que mencionas, pero es desde que me permití ver el sentimiento de sumisión que albergaba, que he comprobado que es un vértigo real, ante el cual he estado luchando mucho tiempo pero existe como una fuerza que tira irremediablemente llevándome a pesar de mi resistencia a vivirlo.

    El vértigo asusta pero cuando consigues abandonarte a él lo empiezas a vivir como algo apasionante y aunque abruma en ocasiones, comprendes que es la consecuencia o fortuna de sentir algo intenso que escapa al control.

    Una vez que lo experimentas es difícil, por no decir imposible, escapar de él, es adictivo.

    Vértigo para mi es la emoción elevada a la máxima potencia.

    Feliz dia mi Señor
    A Tus pies.

    ResponderEliminar
  2. Pues ya que estás en ello..., disfrútalo dulce dana. Pero, recuerda: no olvides ir asegurándote a medida que asciendes.

    Un beso y un azote.

    ResponderEliminar
  3. Es curiosa esa sensación que describes, pero muy cierta... Yo personalmente la siento desde hace poco, aún teniendo años de experiencia en este mundillo del BDSM, es con la persona que ahora hay en mi vida con la que empiezo a tener esa sensación de precipitarme al vacío sin poder hacer nada para remediarlo, y no lo veo como algo negativo, que conste, sino como algo nuevo...

    Me ha dado mucho que pensar lo que has escrito, así que puede que te robe el tema para un futuro post, si no te importa ;)

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Pues si te resulta de utilidad..., tuyo es ly, desarróllalo a tu gusto. Será un placer conocer cuales son los matices que tiene para ti esta cuestión.

    Por cierto, espero que puedas continuar viéndolo (y sintiéndolo) como algo positivo siempre.

    Un saludo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares