Sentidos Vs Sentimientos.
Todos cuantos os dejáis caer por
aquí con cierta frecuencia, sabéis de mi cansina tendencia a combatir tanto la
estandarización de los comportamientos así como la uniformidad en el pensar.
Sabéis también que no considero
el bdsm como un modo aislado de enfocar las relaciones de índole más íntima y
que soy de la opinión de que en su desarrollo pueden intervenir factores muy
dispares en función de cada caso. ¿Cómo podría ser de otro modo si, todos y
cada uno de nosotros, contamos con un bagaje personal que, en mayor o menor
grado, determina nuestras reacciones e impulsos?
Pero…, además de eso, existe otra
cuestión a la que, normalmente, en nuestro día a día, no solemos prestar
excesiva importancia y que, en cambio, siempre está presente y nunca deja de
ejercer su influencia. Se trata, ni más ni menos, de pura y simple química.
Aún recuerdo, con vivida nitidez,
la inmensa decepción que sentí cuando; en plena pubertad, ¡¡imaginaros!!; escuché en
un noticiario que el “AMOR” no era más que una reacción
experimentada por el cuerpo ante el estímulo de determinadas hormonas. Ni
siquiera cuando; bastante niño aún; fui consciente de la inexistencia de mis
queridos “Reyes Magos” sufrí tamaño
desengaño. ¿Cómo era posible? ¿Cómo iba a regirse algo tan puro como era el
Amor mediante una sustancia física tan mundana y tangible? ¿Qué sería, pues, de
su magia? ¿Qué sería de su esencia? Vale que los niños no vinieran de París (tanto
mejor), pero…, “por favor, dejad que
conserve el Amor”.
No os engaño, durante mucho
tiempo me resistí a creerlo. Aunque solo fuera por propia convicción, yo haría
que fuera posible. “¿No dicen que la fe
mueve montañas? Pues, ¡¡ea!!, a demostrarlo”. Pero la realidad siempre
termina imponiéndose y más aún cuando va acompañada de la lógica. La
experiencia se ocupó de ir demostrándome de manera empírica lo equivocado que
había estado hasta entonces, pero, a un tiempo, me dio nuevas armas con las que
afrontar la gran verdad que me había estado negando.
Siempre había creído en las
emociones, y no hay razón par no creer en ellas ya que, en realidad, existen,
pero había cometido un error al determinar su origen. Para mí, los sentimientos
habían tenido hasta entonces una fuente un tanto etérea (a excepción de
aquellos de clara procedencia como la tristeza, el miedo, o el enfado) y todo
cuanto rodeaba las cuestiones del querer venía envuelto en un halo de misterio.
Nunca volvería a verlo de ese modo, pero, pensándolo fríamente, tal vez fuera
mejor así. Si nuestros sentimientos obedecen en gran medida a nuestra propia
química corporal, al menos, en ciertas ocasiones, tendríamos que ser capaces de
canalizar sus efectos si nos tomáramos la molestia de observar las causas
externas que los originan. Y…, antes de nada ¿cómo llegan a nosotros todos esos
estímulos? Pues; como no podría ser de otro modo; a través de nuestros propios
sentidos.
Un ejemplo. La dopamina es un
neurotransmisor que al activarse nos proporciona (entre otras cosas) toda una
serie de sensaciones gratificantes. Instintivamente, cualquier actividad que dispare
su aparición en nuestro organismo tiene muchas probabilidades de resultar
considerablemente placentera haciéndonos, así mismo, sentir una irresistible
inclinación a repetirlo. A esta hormona en concreto se la asocia también con la
temeridad adolescente y con el efecto de excitación procedente del riesgo.
Pero no quiero extenderme en este
tipo de detalles tan técnicos (que tampoco es que domine en exceso), así que
voy a volver sobre la cuestión que encabeza estas líneas. ¿Por qué decantarse,
por los sentidos o por los sentimientos? Sobre estos últimos no vamos a poder
influir, ni directamente ni de un modo inmediato, de forma que para poder
trabajarlos; a parte de armarse de paciencia; no tenemos más remedio que
recurrir a los sentidos que son la puerta de entrada que nos va a permitir
poder acceder a las emociones.
Es por esa razón que, bien
entendido, el bdsm se presta muy bien a este tipo de dinámicas que, con la
debida constancia, pueden ser fuente de las experiencias más gratas que quepa
imaginarse. Ello es motivo de que en ocasiones no alcance a comprender ese
inmenso temor que parece atenazar; tanto a dominantes como a sometidos; cuando
ven como sus actos se ven subordinados a la influencia de determinados
sentimientos. Esto no es más que la manifestación de un efecto totalmente
lógico; y, por otro lado, deseable; derivado de la estimulación continuada de
los cuerpos a través de los sentidos.
Lo sé, lo sé. Todo esto puede
resultar tremendamente subjetivo. Pero…, si no queremos sentir…, eso también
implica el hecho de no poder disfrutar. ¿No os parece?
Un saludo a todos y feliz finde.
Buenos dias mi Señor,
ResponderEliminarAunque bien conoces Tu como pienso y siento, intentaré dejar aquí reflejo de ello, a pesar de que cuando acabo de leer Tus palabras, justo esos sentimientos se apoderan de mi...
Para mí, imagino que por el modo en que Tu me haces vivir la sumisión, los sentidos se potencian, y a partir de ellos, como un conducto, irremediablemente van apareciendo los sentimientos, de muy diversa índole, pero todos ellos muy intensos.
Es cierto que pueden abrumar, que pueden incluso llegar a confundir si dejas que ellos nublen el objetivo del camino, pero...como decía mi bisa, no hay nada que estorbe estando en su sitio.
A parte de que no creo que en realidad se puedan controlar (tan solo disimular) los sentimientos surgidos, en este caso, poder sentir es un premio, y un precioso complemento para el camino, tanto para Dominantes como para sometidos.
Y por eso, ¿porque elegir?...
Estoy muy agradecida porque no solo das vida en mi a muchísimos sentimientos sino que me dejas que te los muestre y entregue junto a todo lo demás que forma parte de mi.
Espero que sigas trabajando mis sentidos para poder seguir sintiendo por Ti, porque todo lo mereces.
T'estimo...
Tal vez ese sea el secreto, seguir en la senda. Mientras se sigue caminando siempre se descubre algo nuevo, nos hacemos más sabios y participamos de más cosas.
EliminarProbablemente también para esto tu bisa tendría alguna frase preparada, pero lo cierto es que mientras haya interés siempre habrá esperanzas.
Un beso y un azote.
Un saludo.
ResponderEliminarNo conocía este blog y antes que nada, le felicito por él.
Es muy interesante el tema que trata.
Durante años (muchos), me empeñé en pensar que las emociones y los sentimientos brotaban del "corazón" y del alma; consecuencia de ello es que cada vez entendía menos al ser humano.
Entre otras muchas cosas, la D/s me ha dotado de la capacidad para trabajar mi mente y he descubierto que todo mana de ahí, del cerebro.
Para mi, no hay otra manera de vivir la D/s o BDSM, escarbando emociones y sentimientos
Controlando nuestra mente, controlamos las emociones y los sentimientos.
El tema del amor es muy personal, cada uno llama como quiere, o como aprendió a lo que siente y a veces "nos empeñamos" en que las cosas son como queremos que sean.
Si usted ha llegado a esas conclusiones, entendiéndolas, viviéndolas en plenitud, le felicito sinceramente, porque en realidad, se trata de encontrar el bienestar por el camino que decidamos y comprendamos, se llame como se llame.
Un saludo a dana en Qarpatia, mis saludos para usted y enhorabuena a ambos por vivir este bello camino de la D/s en pareja.
No sé que responder a tantos y tan variados elogios, mi estimad@ desconocid@, tan solo darte las gracias y redundar en lo que ya se ha dicho y sobre lo que parece que no podríamos estar más de acuerdo.
EliminarSinceramente, para mí, esa es la mejor forma de entenderlo y de vivirlo, aunque comprendo que no todo el mundo piense del mismo modo.
No dudes en volver, siempre que lo desees, a visitar esta humilde ciudad y a plasmar en ella la huella de tus opiniones.
Recibe un afectuoso saludo.