La lucha.



Cuando llega la penumbra
y los sonidos se acallan,
difuminadas las luces
de fuerza triste y menguada,
ves la pesada distancia,
y se hace largo el camino,
mientras sientes la congoja
que torna incierto tu sino.

Es muy difícil tarea,
confinada como estás,
enmudecer las voces
que vienen a atormentar;
que te arrastran a ese pozo
que es la duda inconsistente
y que empaña con sus sombras
la voluntad del presente.

No temas mi dulce sierva
ni te dejes abatir;
recuerda cuanto reporta
la fuerza de tu sentir,
el tesón, el sacrificio
y esa extraña libertad,
que aunque resulte distinta,

se asienta en la realidad.


Comentarios

  1. Nadie sabe de mi como Tu,
    pues desnuda posees mi alma
    y si a ella acude el tormento
    de mi absurdo temor,
    es Tu fuerza quien la empuja 
    y Tu abrigo quien la acuna.

    Pido disculpas por mis lamentos
    y por todas las angustias
    que deposito en Tu ser,
    pues aunque solo deseo Tu bien
    mi debil ser recala en sus miedos,
    buscándote entre la bruma
    para salir del ansioso mar.

    Por Ti no hay dudas...
    En Ti resurjo...
    Para Ti me entrego...

    Gracias mi Señor
    Te amo

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