La hora de la verdad.



Deseo de servidumbre cuando se instala en un alma
que busca en oscuras sombras el deseo que lo aplaca.
Sentir que en el pensamiento toma formas inquietantes
y en la hora de la entrega descubre entornos distantes.

Sabedora del tormento que a tu condición se impone
ofreces tu ser en pleno, con su carne y emociones.
Es la espera ilusionante, es el saber comedido,
que te ofrece la certeza de tu cuerpo sometido.

Impulso que, lacerante, te ha de empujar a un flagelo
que da cuenta de tu imagen como si fuera un espejo.
Indefensa ante mis actos, expectante ante la doma,
inmóvil por obligada, quieta cuyo temple asoma.

Dolor, placer, abandono, se hacen todo en un instante,
en el frío de una celda que se trasforma en baluarte.
No hay razón para el recelo ni lugar para las dudas
si las razones del otro no son nada sin las tuyas.


Comentarios

  1. No hay remedio cuando así mi ser lo siente,
    cuando sólo se declara siendo sometido a Ti
    y proclama por sus poros tal necesidad.

    Destapado ya el deseo y descubierto el antídoto, a Ti cedo cuando soy, siendo libre sierva de Tus anhelos.

    A Tus pies te suplico...Acógeme en Ti, haz de mi Tu fiel esclava,y así seré feliz.

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    Respuestas
    1. Sentir tu plena sumisión, el alcance de tu avance, el convencimiento de tu entrega, reporta en mí la plenitud de este vínculo.

      Tu sentimiento y el mio se funden, tu mirada y la mía se complementan. Tu súplica se ve atendida por la fuerza de tus propios actos.

      Un beso y un azote.

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