Despedida a una pionera.
Se nos ha ido Sylvia Kristel.
La actriz que cedió su cuerpo para que en él pudiera encarnarse el mítico
personaje de Emmanuelle, falleció ayer mientras dormía en su casa de Amsterdam
a los 60 años de edad. El cáncer que padecía y las complicaciones derivadas del
mismo acabaron con su vida, pero, en cambio, han hecho renacer el mito.
De aquellas películas que
protagonizó a lo largo de los años 70 nos queda un halo de nostálgico erotismo,
reflejo de una época donde se fundían candidez y voluptuosidad. No llevaba
aparejado aquel despertar ningún tipo de norma o precepto, no lo necesitaba. No
era posible tratar de encasillarlo; ni siquiera hoy lo es; dentro de marcos
estéticos o ideológicos. Su propia ingenuidad dotaba a aquella visión del
beneficio que confiere la alocada insensatez de quien quiere comprender sin
plantearse donde están los límites de esa comprensión.
Eran otros tiempos. Descubrir,
experimentar, esas eran las metas. No se necesitaban demasiadas razones. Si
visionamos en la actualidad los dos primeros largometrajes de la saga (después,
ellos mismos, se fueron desvirtuando) pueden parecernos lentos, insulsos, hasta
incluso pueriles, pero los dictados han cambiado mucho desde entonces y ahora
no tenemos tiempo para tonterías. “Directos
al grano, nada de complicaciones”. No obstante, a mí me continúa tentando
la embelesante poética que emanaba de aquellas historias y…, de la cual, os
dejo una muestra extraída de la que fue su segunda parte: “La antivirgen”.
“El erotismo empieza allí donde
termina lo esperado, acaso no empiece con toda su majestad y significado, sino
allí donde termina el placer. No hay mayor belleza que la que llega a destiempo.”
Da en qué pensar ¿verdad?
Pese a todo, se nos ha quedado
vacío aquel intrincado sillón de ratán.
Hasta siempre Sylvia.
Adiós Emmanuelle.
Bien sabes mi Señor mi corta andadura por películas eróticas, y debo confesar que no he visto ninguna de esta actriz, pero siempre es de alabar una persona que sea pionera, y siempre es triste la muerte, y más de una mujer "joven", que seguro aún tenía mucho que aportar y que disfrutar...
ResponderEliminarSeguro que allí donde esté disfruta de estos pequeños detalles, como el que hoy le has regalado en Tu ciudad...
Gracias por la parte que me toca por formarme un poquito más en este, para mí, desconocido mundo.
Muchos besitos y cuanto anheles...
A Tus pies
Pues..., para mí, siempre es un placer poder descubrirte nuevas formas de entender, de ver y de sentir. Si el fin que se persigue es noble y positivo no hay que temer a los límites.
ResponderEliminarUn beso y un azote.
P.D: ¿Cuánto anhele? Te tomo por la palabra.