Buscando hacer cumbre.



Con paso lento, ascendiendo,
por la larga escalinata.
Serpenteando entre escollos
de una ladera empinada.

Escalones y pisadas
se suceden lentamente
y, apenas salvado un trecho,
el esfuerzo te entumece.

¡Qué angosto es el sendero!
¡Qué dura la remontada!
¡Qué alto se antoja el techo
de esa cima tan lejana!

Detente pues, toma aire.
Vuelve tu vista hacia abajo
y verás que lo que resta
es inferior a lo andado.


Comentarios

  1. No veo lo que resta mi Señor....no lo alcanzo a ver...

    No soy capaz de diferenciar entre tanto deseo aquello que dará fin al sendero, pero...si es junto a Ti carece de importancia, pues beso cada uno de los peldaños, cada una de las piedras del camino, el viento en contra o la oscuridad de su noche...

    Hacia atrás tampoco suelo mirar, por temor a que no sea suficiente, pero si me lo pides mi Señor, me paro, tomo aliento y observo que lo recorrido ha sido gracias a mi empeño pero sobretodo al Tuyo, pues fuiste colocando en su lugar todo cuanto era necesario, preparando el camino para ser transitado...

    Gracias mi Señor por alentarme, por hacerme ver que el esfuerzo tiene su recompensa y que por sentir lo siento bien pagado está.

    Deseo hacer Tus pasos mas placenteros con mi compañía y aligerar la carga en el ascenso.

    A Tus pies...mientras ahí me desees.

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    Respuestas
    1. Los pasos que damos siempre son avances. No importa si la zancada es más o menos larga pues la que cuenta es la suma de todos ellos.

      Cuando se les aplica constancia no hay objetivo imposible.

      Un beso y un azote, mi dulce sierva.

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