Confesiones.



Es la confesión, no el sacerdote, quien da la absolución.

Oscar Wilde. (Escritor, poeta y dramaturgo irlandés)


Comentarios

  1. Yo confieso, mi Señor, que pierdo en ocasiones el rumbo que me marcas, que olvido el lugar que debo ocupar, que desobedezco aquello que debo cumplir, que ansío y reclamo lo que no debo exigir, que pienso en exceso o en defecto, que me impaciento si no se cumplen mis anhelos con celeridad, que me distraigo con banalidades y no presto la debida atención.

    Yo confieso, mi Señor, todo aquello que cometo, con pena en el corazón, esperando la penitencia que Tu estimes para mí, pues eres Tu mi único confesor y quien tiene en Su mano mi destino.

    A Tus pies.

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  2. Ante tan sincero reconocimiento de faltas, me siento tentado a emitir un pretencioso: "EGO TE ABSOLVO A PECCATIS TUIS". Pero eso, sin la menor duda, sería a costa de ir en contra de la filosofía que se desprende de la cita que aquí he plasmado.

    Es por ello que, en vista de todo lo expuesto, únicamente me limitaré a darte la enhorabuena y recordarte que, el hecho de ser capaces de identificar nuestras propias faltas, es el primer paso para evitarlas.

    Un beso y un azote.

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