Salto al vacio.
Desigual fortuna nos
trae el destino
que impone sus reglas
con cartas marcadas.
Lo que hoy nos ofrece
sin ser exigido
mañana nos priva
usando artimañas.
Paladines insulsos nos
venden remedios,
realizan promesas
sobre un cheque en blanco.
Nos dan garantías
sobre buenos tiempos
sin saber siquiera de
qué están hablando.
Los hados actúan y
ejercen su influjo;
no saben de normas,
previstos o plazos.
¿Cuál es pues la
ciencia que empuja a esas voces
a dar ya por ciertos
sus sueños dorados?
No acepto sus chanzas
sobre un buen futuro,
palabras vertidas con
nulo respaldo.
No salto al vacío si
no estoy seguro
de que hay un amigo
debajo, velando.
Es un momento de incertidumbre, de desconfianza ante lo conocido y temor por lo venidero.
ResponderEliminarNo sabemos si es peor lo que vendrá o lo que estamos viviendo y las pocas luces que vemos asomar tiemblan a medida que nos acercamos haciéndonos incluso dudar de su existencia.
Sabes que no soy conformista, pero en este momento creo que solo queda confiar en lo palpable, en lo que aun está en nuestra mano y tratar de no perder más de lo ya perdido.
Y es momento de sentirnos afortunados por tanto como tenemos, de valorar las pequeñas cosas que disfrutamos y no despreciar nada, porque hay quien realmente nada tiene, ni siquiera la esperanza que es imprescindible para vivir.
No tengo mucho que conceder, pero intento con mi actitud hacer que la sonrisa asome, aunque sea ligeramente, en los rostros de los que ya no tienen ni porque sonreír...
De poco sirve,ciertamente, pero menos es nada...
Preciosa forma de expresarte mi Señor, aunque confieso que me ha entristecido un poquito...
Dulces sueños...
No era mi intención entristecer (ni a ti ni a nadie). Solo pretendía poner de relieve que, en estos tiempos que corren, debemos de dejar de hacer caso, de una vez por todas, a toda esa tropa de charlatanes que dicen estar al corriente de cual es el mejor camino para salir del túnel; pero que, después, una en cuanto se han salido con la suya, se desentienden de todo y de todos dejándonos con el agua al cuello.
EliminarNo te aflijas pues, mi dulce sierva, pero, eso sí, se prudente.
Un beso y un azote.