Identidades secretas.



Al estilo de vida que solemos adoptar aquellos que practicamos la D/s, se le suele comparar; dependiendo del prisma bajo el cual esté siendo observado; al que pudiera llevar un superhéroe o un proscrito. Aunque si nos empeñamos en buscar paralelismos siempre acabaremos encontrando alguno, soy de la opinión de que afirmaciones como la anterior tienden a estar cogidas un poco por los pelos. Bien es cierto que muchos de nosotros adoptamos determinados alias (sobre todo cuando nos sumergimos en la rede de redes) pero eso no constituye un motivo suficiente como para que se establezca algún tipo de diferencia entre nosotros y el resto de los internautas. Es una práctica aceptada y notablemente extendida la consistente en adoptar un “nick” mediante el cual darse a conocer en el ciberespacio. Esto confiere un cierto anonimato; cierto; pero eso no quiere decir que los millones y millones de personas que echan mano de este recuso tengan algo que ver con el mundo bdsm.

Lógicamente, en nuestro caso, la adopción de un “alter ego” viene acompañada de una cierta prudencia pues; por mucho que se esté tendiendo a establecer una cierta normalización con respecto a todo lo relacionado con nuestro ámbito; no por ello deja de haber un cierto vestigio de rechazo hacia nuestra forma de entender las relaciones de pareja. Visto lo contraproducente que puede llegar a ser volcar según qué contenidos en determinados foros y redes sociales, mejor andarse con ojo antes de ir aireando nuestras intimidades de una manera inconsciente. Además, independientemente de cuales sean nuestras apetencias o inclinaciones sexuales… ¿nos parecería algo habitual o apropiado encontrarnos en plena calle a una persona que fuera relatando a voz en grito en qué consisten sus experiencias de cama? Normal, lo que se dice normal, no es ¿verdad? Pues sigue habiendo quienes parecen creer que, para estar integrado plenamente en la D/s, lo que se tiene que hacer viene a ser, básicamente, eso.  Bueno, sobre gustos se pueden decir muchas cosas pero;  como no hace mucho apuntaba; por un lado están las formas y por el otro la esencia. Además. Existe una determinada fauna que pulula por la red cuya única ambición parece residir en el hecho de ir metiendo el dedo en el ojo ajeno. Si a esto añadimos que, a la hora de proporcionar un puesto de trabajo, muchas empresas han comenzado a interesarse por lo que sus aspirantes a empleados cuelgan en internet…, blanco y en botella tiene muchas probabilidades de ser leche.


Otra de las muchas características que se nos atribuyen consiste en pensar que nuestra dinámica de relación está basada en una desmedida, y casi permanente, sucesión de sesiones. Sinceramente, ¿alguien es capaz de, pensándolo fríamente, creerse tamaño despropósito? ¿Qué cuerpo o psique sería capaz de soportar algo así? Se hace mención de muchas cosas: que si bdsm 24/7, que si dominación financiera, que si contratos de esclavitud, etc… En cierta forma, todo eso puede tener algo de verdad, pero muchas veces cuando se habla de ello desde el desconocimiento, tiende a sacarse un poco de contexto. Dentro de una relación D/s; por norma general; no suele establecerse un corte abrupto entre la vida pública y la privada. Me explico. Al igual que en una relación de pareja más convencional, ambos aspectos se solapan e interactúan entre sí. No existe una división clara de donde empieza y acaba lo uno y lo otro. No vamos vestidos de calle y, en un momento dado, nos escabullimos disimuladamente dentro de un cuarto (o cabina telefónica, si es que queremos darle un corte más clásico) para reaparecer enfundados en látex o cuero. Puede que como concepto en la ficción tenga su aquel pero, en realidad, no suele traducirse como algo tan espectacular. Suponer que, por ser como somos, no tenemos que hacer frente a los mismos desafíos y problemáticas que cualquier otro, supone, en mi humilde opinión, la más soberana de las tonterías.

Ya para acabar (pues veo que ya comienzo a divagar un tanto) decir que, a veces, el uso reconocido de esas “identidades secretas”, a las que hago mención, pueden traer consigo algunas sorpresas. Si bien, como ya he dicho, pueden tener su porqué, también es cierto que, tras ellas, pueden esconderse individuos sin escrúpulos o personas que, simplemente, traten de pasar el rato aparentado ser lo que no son gracias a la seguridad que les confiere dicho anonimato. Son muchos los ámbitos desde los que nos llueven advertencias a este respecto e, independientemente de las causas que nos lleven a movernos por internet, conviene tenerlas siempre muy en cuenta si no deseamos caer en otro tipo de redes.


En resumen:

-          ¿Se puede decir que todos cuantos conformamos la comunidad bdsm contamos con algo equiparable a lo que suele entenderse como una doble vida?

Sintetizándolo mucho, yo diría que; desde el momento en que lo entendemos como algo fluido y perfectamente integrado con el resto de nuestra común existencia; pues “no”. Más que dos vidas, me atrevería a decir que lo tenemos es una vida más “densa” pues cuenta con una serie de matices que al resto ni les estimulan ni les interesan.


-          Pero… ¿es cierto que, públicamente, solo mostramos aquello que nos interesa?

Por supuesto que “sí”. En buena lógica, resultaría una insensatez rebelar cuestiones personales que nos hicieran vulnerables (a nosotros o a nuestros seres queridos) ante cualquier indeseable que se cruzara en nuestro camino. Que en algunas cuestiones nos planteemos las cosas de un modo un tanto diferente no quiere decir que tengamos que ser, necesariamente, tontos.

Ya me diréis.

Un saludo a todos.

Comentarios

  1. Buen post mi Señor!!

    Me ha hecho pensar, que es cierto que en un principio sentí que ocultaba algo, como si estuviese engañando al mantener "una cara fuera y otra dentro", pero al poco tiempo, cuando mi sumisión fue aceptada por mi como una parte natural de mí, me di cuenta de que simplemente es una forma concreta de mantener una relación y que absolutamente todos mantienen una forma distinta, aunque no tiene porque ser igual a la mía, o si pero tampoco lo sabemos...

    Intentaré explicarme.

    Todos somos parejas convencionales a los ojos de los demás, de hecho yo jamás me había siquiera planteado que tipo de relación tenían las demás parejas, pues daba por sentado que eso formaba parte de su intimidad y no era de mi interés, y comprendí que todos establecemos un tipo, el que sea, de vinculo con nuestras parejas y con ellas nos comportamos de un modo determinado pues así nos sentimos cómodos.

    A la nuestra se le ha puesto un nombre D/s pero de todas formas aunque entre nosotros tengamos similitudes también tenemos diferencias y de igual modo tenemos similitudes con las parejas convencionales y diferencias...

    Por otro lado creo que todos adquirimos muchas mas identidades de las que a simple vista pensamos, pues...¿acaso no nos adaptamos y comportamos de manera diferente en el trabajo, en casa, con los amigos, de visita a los padres, etc etc etc? pero todo es fluido, no tenemos que ponernos y quitarnos un traje o hacer un esfuerzo tremendo para cambiar el chip, pues somos así y así nos comportamos.

    Todas esas identidades son una, nosotros, y cada uno de los seres que se cruzan en nuestra vida tienen esas múltiples identidades y la coincidencia o no con las nuestras no tiene mayor importancia mientras la libertad y el respeto estén de por medio.

    Y sobre el nick de internet, nada mas que decir, es logico, tan solo es precaución, yo siempre lo he tenido (antes de hacer publico que era sumisa) para proteger mi intimidad.

    Y ahora...si me lo permites, me pongo el traje de chica trabajadora y me pongo a ello...

    Muchos besitos

    A Tus pies (espera que tengo que cambiar el traje...uuuffff...menudo trajín!!!jji)



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    1. Como muy bien has apuntado, mi dulce sierva, lo difícil de encarar este tema es que resulta, a la vez, sencillo y complejo.

      Si nos limitamos a verlo como una faceta más, sin pretender darle un peso específico insertado dentro del bdsm, entonces puede enfocarse desde la perspectiva de cualquier otro comportamiento social. Si, por contra, nos obcecamos en atribuirle una suerte de naturaleza exclusiva, sin conexión alguna con el resto de características que modelan las interacciones personales, entonces es cuando empezamos a perdernos y, ante nuestra insistencia por desarrollarlo de forma aislada, todas nuestras referencias se vuelven estériles.

      Por cierto. Ten cuidado de no resfriarte con tanto cambio de uniforme.

      Un beso y un azote.

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  2. Y ¿no se le ha ocurrido pensar que en realidad sin necesidad todos tenemos una doble identidad?, ya no teniendo que esconde una parte oscura, en el día a día nos encontramos con quien no reconoce que le apasiona la novela romántica, José Luis Perales...

    No le veo importancia a reconocer a los demás quienes somos, creo que lo importnate es saber quienes somos. Que queremos realmente y no porque nos convenzan que debemos querer.

    Siempre me ha llamado la atención esas sumisas que abandonan su personalidad para ser quien el Amo de turno desea. No se dan cuenta que la personalidad debe quedar y lo que debe hacer es educarse, disciplinarse para proporcionar al Dueño lo que el desea pero siendo siempre ella misa.

    La educación de una sumisa o doma como se prefiera llamar no es sustituir su personalidad por la de una ameba sino educarla para que se anticipe a los deseos del dueño, que su comportamiento sea el reflejo de sus deseos sin dejar de ser ella.

    Y llegados a este punto me he dado cuenta que he tenido la desconsideracion de ponerme a divagar en su blog, mis disculpas.

    Un beso muy dulce

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    1. De desconsiderada nada, estimada Shurime, y menos cuando, tu exposición, arroja nuevas luce sobre lo que aquí se ha estado tratando.

      Muy cierto tu apunte sobre que existen muchos más "secretos" que nos negamos a confesar (al menos, en un primer momento). Un claro ejemplo de que nuestro caso no resulta único aunque, según para qué, si que se lo pueda considerar más notorio.

      En cuanto al abandono de la personalidad al que haces mención... no puedo estar más de acuerdo contigo. No se trata de restar si no de añadir; aunque, por desgracia, siga habiendo personas (tanto de un lado como del otro) que lo ven de esa manera.

      No temas explayarte en tus palabras. Par mi es todo un honor poder contar con ellas.

      Un afectuoso saludo.

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