Riesgos evitables.



Aquellos que ya conocéis la línea de mis reflexiones, sabréis que suelo ser un tanto crítico con lo que se ha dado en llamar “la normalización del bdsm” , entendida esta como la adhesión en masa a determinados conceptos y usos que vienen determinados más por una tendencia mediática que por un verdadero y profundo sentimiento personal.

El riesgo y el morbo venden. Esto es un hecho. Lo transgresor, lo prohibido, siempre ha contado con un oscuro atractivo y, en virtud de esa llamada, no dejará de haber personas o colectividades que sabrán sacarle partido. Ahora bien. Nunca, repito,” NUNCA” resulta aconsejable implicarse en cuestiones, de las que desconocemos su verdadero alcance, simplemente porque se hayan “puesto de moda”; sobre todo cuando los riesgos que entrañan resultan más que evidentes.

¿A que viene todo esto? A muchos ya os habrá llegado la noticia de ese desgraciado suceso que, supuestamente, ha tenido lugar en Estocolmo y donde una joven alemana de 28 años habría fallecido a consecuencia de las lesiones producidas por su novio durante una sesión bdsm inspirada, al parecer, en el conocido Best Seller “Las cincuentas sombras de Grey”. Sobre este particular, no me atrevo a aventurarme con conjeturas por dos motivos. El primero por tratarse; según se dice; de un caso que está en manos de la justicia y que está siendo objeto de investigación por parte de las autoridades suecas. El segundo porque las informaciones que nos llegan no son del todo claras y, por lo que he podido observar, tienden a contradecirse unas a otras.


Dejando a parte todo eso, lo que sí resulta muy discutible en este caso es su trasfondo. De demostrarse cierta la conexión entre la conocida obra de E. L. James y el fatal desenlace de tratar de llevarla a la realidad ¿podría achacarse a la novela parte de la responsabilidad al fomentar o inducir a adoptar determinados comportamientos? He de confesar que no he leído (ni tengo pensado) ninguno de los ejemplares que componen la trilogía de “Las 50 sombras”, pero, aún así, puedo afirmar con rotundidad que, su validez como “libro de texto” viene a resultar bastante cuestionable. Estamos hablando de una exitosa trama de ficción y, aunque suene bastante mal dicho así, la tragedia de Britta Newiger (nombre que se atribuye a la víctima) no hará más que aumentar las ventas. Ya hay, incluso, voces que apuntan a que nos encontramos ante un nuevo caso de hoax (bulo en internet) cuyo fin sería dar una mayor relevancia a esta saga literaria con vistas a promocionar su, más que probable, adaptación cinematográfica. Sea como fuere, el éxito editorial de un libro no se traduce en su idoneidad como manual práctico.

Que se hable mucho de un tema determinado no quiere decir que en realidad se conozca, se comprenda o, mucho menos, se domine. Un ejemplo muy cercano lo tenemos en España en relación al constante bombardeo al que nos someten los medios de comunicación con respecto a la tan cacareada “prima de riesgo”. ¿Acaso eso nos convierte a todos en unos expertos economistas?

Siempre he defendido que, a todo lo relacionado con el bdsm, hay que aproximarse con extrema cautela y que, incluso adoptando a rajatabla los estándares más exigentes en cuanto a seguridad se refiere, no se debe entrar a saco en determinadas prácticas que exigen una pausada y juiciosa preparación; no solo física si no, también, mental. Con todo y con eso, los peligros a los que podemos quedar expuestos están ahí y no deberían ser menospreciados. Es aquí donde los dominantes han de demostrar que lo son de verdad, pues, mediante paciencia y observación, pueden ir aumentando los grados de intensidad que imprimen a sus enseñanzas; aunque, por supuesto, responsabilizándose de todo cuanto se derive de sus decisiones.


Con respecto al caso de Suecia, ya se han dejado escuchar opiniones de lo más variopintas; y, en algunos casos, extremas; como que a la malograda Britta le habría estado bien empleado por prestarse a ese tipo de juegos o que el insensato Frederik (supuesto causante del fallecimiento de la joven) tendría que sufrir su mismo final. En mi opinión, lo mismo que un monitor de, por ejemplo, buceo o paracaidismo (ambas actividades deportivas con un componente de peligro nada desdeñable) ha de hacer frente a la posibilidad de que se produzcan accidentes en el desarrollo de su actividad, los dominantes han de ser muy conscientes de los riegos y tomar todas las precauciones que sean necesarias para evitar males mayores. Nadie los desea, por supuesto, pero si se dieran habría que hacer frente a las consecuencias con todas las de la ley. De ser ciertos los hechos que se le atribuyen a Frederik, que pueda llegar a ser condenado por homicidio involuntario sería una consecuencia lógica y justa a la vista de los funestos resultados que habrían tendido “sus” (no lo olvidemos) actos. Si además, como se ha señalado en algunos tabloides, lejos de mostrar una actitud prudente durante aquella trágica sesión, sus sentidos se encontraban sometidos al influjo del alcohol y las drogas…, poco sería el castigo recibido.

Solo una cosa antes de acabar. Nadie esta libre de verse en una tesitura de este tipo (accidentes no deseados con consecuencias fatales tiene lugar, por desgracia, todos los días, y no es el ámbito bdsm donde más suelen producirse) pero, tal vez, en esta ocasión, la historia de Britta sirva para abrir los ojos de muchas personas que se introducen (o desean introducirse) dentro de este tipo de prácticas sin calibrar convenientemente los riesgos. Para muchos, no deja de ser un juego. Como puede verse…, nunca lo ha sido.

Un saludo a todos.

Comentarios

  1. Me parece lógico que nadie debería meterse en asunto de riesgo desconociéndolo completamente, y menos sin estar asesorado o guiado por alguien que sepa del tema, y menos aun si las condiciones para esa practica no son las idóneas.

    Suponiendo que esta noticia sea real, cosa que dudo mucho, ambos debian haberse asegurado de tomar las medidas apropiadas, y mucho mas él, pues es quien tomaba el mando.

    Desgracias pueden pasar, creo que todos los que practicamos la D/s somos conscientes de ello, y por eso mismo nos lo tomamos en serio como para estar atentos y en plenas facultades en todo momento.

    Entiendo que les pudiera hacer gracia alguna de estas atrayentes practicas, pero yo me plateo ¿hay que empezar la casa por el tejado? ¿no es mejor ir poco a poco?¿coger un formula 1 son saber conducir?...

    Ya veremos como acaba...pero al menos confío que sirva de advertencia y conciencia...

    Besitos dulces
    A Tus pies, con todas las precauciones que se que tomas...

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    1. Creo que en esto, mi dulce sierva, estamos completamente de acuerdo y no viene demasiado al caso añadir nada nuevo.

      Solamente decir que es una lástima que la prudencia no resulte tan interesante como otro tipo de cuestiones.

      Un beso y un azote.

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  2. Dudo de esa idea de normalizacion del BDSM, mas bien creo que se pone de moda el tema y que parecemos muy "modernos"cuando decimos que hemos leído los famosos librillos..... y como moda surgen los "conocedores y expertos eventuales", es lamentable lo de esa chica, ojalá se conozca la verdad sea cual sea, y no se esten aprovechando de un hecho tan lamentable para publicitar la famosa trilogia,
    un placer como siempre leer tus entradas
    saludos,

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    1. A eso me refería estimada yara. Esa "normalización" no es más que un capricho pasajero, un "¡uy, como mola!" que en el momento presente se vende con facilidad.

      Ojalá que; como "tendencia de temporada"; no nos dé ningún nuevo susto.

      Un placer para mi poder contar con tu presencia y tus palabras.

      Recibe un cordial saludo.


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