Desmontando el bdsm.



Los que ya estáis habituados a mi manera de entender la D/s no os vais a sorprender por lo que voy a exponer a continuación. Desde esta ciudad siempre he abogado por establecer un concepto sobre el bdsm lo más amplio y plural posible, y parece que, de un tiempo a esta parte, este viene siendo un tema sobre el que se debate con bastante asiduidad; aunque, en muchas ocasiones, se haga de una forma bastante enconada y hasta, incluso, visceral.

No hay duda de que el fenómeno que ha supuesto el éxito editorial de la saga de “Grey” ha tenido mucho que ver con todo esto. Independientemente de la verosimilitud que dicha obra pueda aportar, si que es cierto que ha ayudado, y mucho, a erradicar infinidad de tabúes. Pero, al margen de esto, no debemos olvidar que se trata de una tendencia que ha surgido circunscrita dentro de un ámbito marcadamente comercial y que corre el riesgo de desvanecerse con la misma facilidad con que se ha generado.

Dicho esto, resulta muy cierto que nos encontramos ante un tema del que ahora se habla mucho más abiertamente. Tal vez por ello se escuchen tantas voces y se viertan tantas opiniones. Incluso aquellos que rechazan de plano este tipo de prácticas sienten la imperiosa necesidad de manifestarse al respecto (cosa que, antes, ni se les hubiera pasado por la cabeza).


Lo curioso de todo este asunto es que, de repente, ha surgido una ingente cantidad de “expertos” que defienden a capa y espada su posición frente a los argumentos; perfectamente válidos; que esgrimen otros. Y es que; dentro de esta especie de vorágine a la que estamos asistiendo; tienden a olvidarse las bases eternas sobre las que debe sustentarse cualquier relación de género D/s, es decir: “Sano, Seguro y Consensuado. Tomando como ejemplo; sin ir más lejos; esta última, sin acuerdo nunca será posible el consenso, por lo que, desde aquí, emplazo a todos aquellos que realmente estén interesados en este tipo de cuestiones a erradicar de su mente la idea de que al bdsm se llega a través de la imposición.

Sin entrar a debatir si uno nace o se hace con un rol determinado, lo que resulta innegable es que, para poder desarrollarlo, se precisa de practica y, esta, solo llega tras haber invertido tiempo y esfuerzo. Conversar con frecuencia acerca de un tema no te avala más allá del propio coloquio. El mero hecho de haber leído, por ejemplo, el kamasutra no te confiere unas aptitudes amatorias especiales. Ver un video donde aparezcan escenas bdsm no te puede trasmitir lo que tú sentirías si fueras uno de los protagonistas (a menos que ya lo hayas sido). Son cosas que, si nos paramos a pensarlas, caen de cajón, pero es tal la fascinación que este mundo parece estar ejerciendo de repente que, incluso, la propia realidad se desdibuja.


Luego estaría el modo “tipo” en que se han de desarrollar las relaciones de esta naturaleza: que si de forma continua o esporádica, como un juego o tomándoselo más en serio, con o sin sentimientos, en la intimidad de una pareja o en grupo… ¿y qué más da? ¿Por qué ese empeño en validar o censurar? Que cada uno se quede con la opción que más le aporte, que la cambie si lo estima oportuno o la descarte si no le conviene. Yo lo veo así de sencillo. Lo único que, en mi opinión, se ha de tener en cuenta es que; aquellas personas con las que interactuemos; han de estar al corriente de cuales son muestras inquietudes (y viceversa).

Por otro lado, lo más complicado de asimilar respecto a las relaciones D/s no son las prácticas físicas que pudieran tener lugar dentro de las mismas, ni tampoco alcanzar a conocer cuales son las normas generales por las que deben regirse ( que como ya he apuntado más arriba, son tan solo tres). Lo que resulta realmente difícil es tratar de comprender las motivaciones que impulsan a una persona a implicarse en este tipo de experiencias cuando se carece, precisamente, de esas mismas motivaciones.

¿Qué determina que nos gusten unos deportes más que otros? ¿Qué es lo que provoca que las inquietudes académicas cambien en función del individuo? ¿Por qué adoptamos una religión en concreto o, simplemente, prescindimos de todas ellas? ¿Cómo medir el alcance de nuestra fe? Por norma general, cuestiones de este tipo no nos resta horas de sueño ¿verdad? Las abordamos de forma natural sin excesivos agobios. ¿Por qué entonces la D/s habría de ser distinta? ¿A qué obedece esta repentina necesidad de posicionarse?


La verdad es que, en apenas un año, el bdsm a pasado de estar considerado como algo minoritario, depravado y marginal a ser una moda más a la que cualquiera puede apuntarse sin mayor respaldo que el ofrecido por un caprichoso impulso momentáneo. La D/s no es ni una cosa ni la otra y, aunque cada cual es muy libre de explorar lo que deseé; si lo que nos encontramos no responde a nuestras expectativas conviene recordar que, en esto, no existe una oficina de atención al cliente donde poder reclamar.

Saludos a todos y disfrutad como gustéis aunque siempre con respeto.


Comentarios

  1. Muy bien explicado. Te felicito!!! :)

    Aquí mi testimonio: yo era de esas personas que no conocían el BDSM. Me entró curiosidad, lo probé y a mí no me satisfizo. Sin embargo, lo respeto, como cualquier otra modalidad de disfrute del sexo.

    Besos. Yo siempre me despido con besos, porque me gusta despedirme así. Si he sido irrespetuosa por ello, o incluso por el "tuteo", te pido disculpas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo cierto es que no todos tenemos porqué disfrutar con los mismos placeres ni pensar del mismo modo. Por eso me alegra tanto que hayas expuesto aquí tu opinión. Que no compartamos las mismas inquietudes no quiere decir que estemos obligados a enfrentar nuestros pareceres.

      Muchas gracias por tus elogios *L* y bienvenida a la ciudad.

      Eliminar
  2. Estoy de acuerdo con *L*!!

    Todo maravillosamente expresado desde un criterio firme, con sentido común y respeto... así que nada puedo añadir a Tus palabras, y menos puesto que de sobras conoces como entiendo y siento yo la D/s...

    Lamento no aportar nada hoy...

    Besines dulces.
    A Tus pies

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues poco que añadir también por mi parte, mi dulce sierva y..., si que aportas, aunque sea de otro modo.

      Un beso y un azote.

      Eliminar
  3. Muy cierto todo, como siempre. Siempre he creído que las cosas entre adultos, cuando se hablan y se hacen desde el respeto, no requieren de más explicaciones, y mucho menos públicas, que parece que últimamente si no llevas una etiqueta no eres nadie jolines!

    Además, si una cosa he aprendido en este tiempo que llevo leyendo, y aprendiendo, sobre el BDSM es que como en todo no hay una sola visión cierta, y que ninguna es mejor ni peor que la otra. Y que mientras se viva sano, seguro y consensuado, cada cual que lo viva como quiera. Y otra cosa que también he aprendido es que una relación D/s es compleja pero a la vez apasionante, porque como cada parte tiene que dar tanto de si, tiene tanto que aportar en cada momento, no ha lugar al aburrimiento ni a la rutina, imposible. Y no me estoy refiriendo solo a la parte sexual, sino sobre todo al día a día, que es la parte que se me antoja más compleja...

    Y ya callo, vaya parrafada para no tener ni idea jajaja!!

    Besines respetuosos y admirados!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues, para ser neófita en este tipo de cuestiones, creo que atinas bastante el tiro. Aunque puede que eso no responda a tus conocimientos concretos sobre bdsm y sí, más bien, a tu sentido común; que por mucho que algunos no quieran verlo también se aplica en este tipo de cuestiones.

      Gracias por tu aporte Shuvani. Las miradas externas; cuando son sinceras, inteligentes y razonadas; pueden ayudar, y mucho, a los que están dentro.

      Un fuerte abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares