El pesar de las "niñas".
Desconozco el motivo por el cual
una extraña sensación ha venido a turbar cierta parte de la percepción que
tengo de las cosas, y no alcanzo a comprender si la causa que la genera viene
motivada por algún agente externo o si, en cambio, habría de buscar sus
orígenes en cierta clase de desazón personal que obedece más a criterios
subjetivos que ha realidades tangibles.
Lo cierto es que no logro
desprenderme de esa anquilosada impresión que alberga mi sentir y que distrae
mi buen ánimo con preocupaciones, posiblemente, injustificadas. Pero la
sensación persiste y me arrastra a pensamientos enrevesados. ¿Qué es lo que
turba la alegría de “las niñas”? ¿Qué
es lo que impide que la sonrisa florezca en sus rostros como antaño?
“¿En qué estará pensando este hombre?” os preguntaréis. La verdad
es que ni yo mismo lo tengo muy claro, pero, por estas fechas, solía suceder
que las damas; por norma general; venían ha experimentar una especie de “despertar”, de ebullición, no solo en
lo físico si no, sobre todo, en lo referente a la actitud que despliegan en el
día a día. Es muy posible que esta sea una apreciación personal circunscrita,
únicamente, a mi ámbito local más cercano y que no resulte extrapolable a otros
entornos. Puede que, también, algo de culpa tenga la atípica
primavera que se ha establecido por estos lares y que; recordando las palabras
de un inspirado Sabina; “nos ha robado el
mes el abril” y, tal y como se presentan las cosas, termine sustrayéndonos
también el de mayo. Pero, con todo, no me resulta posible obviar lo que observo
al pasear por la calle, al acudir a los comercios, al realizar, en definitiva,
todos aquellos actos habituales. Es como si me faltara algo, como si el mar
careciera de horizonte, como si los poemas hubieran perdido sus palabras, como
si el paisaje hubiera extraviado parte de sus colores. Veo el cariz de
preocupación que revelan muchas expresiones femeninas, el rictus soñoliento y
apesadumbrado que se adueñado de sus caras y no puedo por más que esperar que,
el motivo de tales reflejos, no venga provocado por indeseadas influencias
masculinas.
Escasean, pues, mis flores
preferidas en esta estación; las miradas cargadas de picardía y el espíritu
coqueto; y un tanto gamberro; que ayudada a desvanecer mi temperamento
taciturno. No se observa tampoco el vuelo de las mariposas, lo cual me induce a
pensar que algo de cierto ha de haber en mis reflexiones y que puede que este
mal que he percibido tenga ramificaciones mucho más ignotas y profundas; más os
ruego, queridas damas: no nos privéis del contento de veros radiantes y alegres
ni de la oportunidad de disfrutar de vuestros gestos más sencillos (aquellos
que prescinden de la arrogancia y la afectación) pues vuestra hermosura nace de
vuestra presencia, sí, mas no tanto de vuestro físico.
Va por vosotras.
Qué placer pasear por aquí!
ResponderEliminarSaludos azules desde mis mareas...
Todo un lujo para mí dotar de ese encanto a este lugar.
EliminarUn saludo desde las costas lejanas.
Te ofreceré todas mis sonrisas dulces, esas cómplices que hablan sin decir y todas las picaronas que tan naturales surgen ante Ti, para compensar de ese modo todas aquellas sonrisas ausentes que te rodean estos días, y así, de ese modo, procurar completar ese pequeño vacío que pareces sentir...
ResponderEliminarTe ofreceré mis juegos sensuales que despierten el hambre de poseerme, dejándote invadir por la primavera que en mi interior si florece porque el jardinero de mis amores con esmero la hace crecer fuerte...
Te ofreceré los colores de mi mirada, donde puedas perderte entre las sensaciones que nacen del deseo de ser contempladas por quien son creadas, para Tu deleite...
Te ofreceré todos mis anhelos por ofrecerte aquello que ansíes...
Besos dulces, sonrisas y arrumacos...
A Tus pies
Sé de tus denodados esfuerzos por colmarme de placeres, mi dulce sierva. Sin duda que sirven bien a su propósito y a la esencia que te mueve.
EliminarQué aquellos deseos de sumisión que albergas inquieta se vean prontamente colmados mediante perversa y arrebatadora dulzura.
Un beso y un azote.
Mi sonrisa picara e ingenua a la vez que simpatica pasea por su ciudad esta mañana,espero haber alegrado su dia (aunque usted ya tenga quien se lo alegre).Saludos.....
ResponderEliminarMuy cierto isabel SD, aunque eso no reste mérito a tu gesto.
EliminarMuchas gracias por esa sonrisa que aporta un toque de color a estas calles.
Recibe un afectuoso saludo.
... le envio una mirada mezcla de ingenuidad y picardía..
ResponderEliminarBesos
Tremendamente agradecido por el detalle, Rosa de Terciopelo.
EliminarQue esa mirada dibuje e inspire el optimismo del que tan necesitados estamos.
Saludos cordiales.
Quiero agradeceros a todas el gesto de complicidad que habéis mostrado para con esta urbe y el colorido que habéis aportado con vuestros comentarios.
ResponderEliminarMerced a todo ello, la ciudad se muestra más alegre y se intuye en el ambiente que el espíritu primaveral, aunque un tanto esquivo, permanece latente.
Un fuerte abrazo a todas y..., nuevamente, gracias.