Cierto halo de misticismo.


No concibo que exista ninguna esfera del comportamiento humano que pueda abstraerse de un cierto grado de equilibrio. Cualquier ámbito en el que nos desenvolvamos lleva siempre aparejado un importante componente reflexivo sin el que, sin duda, nos veríamos expuestos a infinidad de riesgos; las más de las veces; innecesarios. No diré que; a veces; incurrir en ciertos “excesos” puntuales no nos aporte un cierto placer y una valiosa experiencia de cara al futuro, pero hacer de ellos una norma no vendría a tener ni mucho sentido ni excesivo beneficio al convertir en rutina lo que antes era sorpresa y arrebatamiento.

¿A qué viene toda esta perorata? – os estaréis preguntando. La verdad es que quisiera romper una lanza en favor del bdsm pero desde una perspectiva un tanto distinta a la que, normalmente se le viene dando. Mucha gente se está asomando en estos últimos tiempos al concepto D/s y, a pesar de existir una ingente cantidad de información, esta, muchas veces, contribuye más a desorientar que a ofrecer una guía realmente fiable. Esto no se de debe a que no resulte válida (aunque, a veces, así sea) si no a que; al tratarse de algo tan relativo, tan intrínseco a nivel personal; no tiende a adaptarse; ni tiene porqué hacerlo; con la misma intensidad y del mismo modo dependiendo de cada individuo.


Generalmente, lo que de inicio suele llamar más la atención del bdsm es el componente más sexual, más inmediato, pero ello no quiere decir que se limite a eso, ni mucho menos. Como sucede con muchas otras disciplinas (¿os habéis preguntado por qué solemos emplear ese término para referirnos a infinidad de prácticas independientemente de la aplicación que les demos?), existe un claro empuje hacia el descubrimiento, el aprendizaje y el crecimiento personal. No todos tenemos las mismas inquietudes y, por ese motivo, no todos nos decantamos por las mismas experiencias, pero, en el fondo, es donde reside el rasgo común que sirve para definirnos a todos: “la búsqueda de nosotros mismos”.

La D/s constituye una vía perfectamente válida para alcanzar este objetivo, siempre y cuando, eso sí, haya sido elegida por uno mismo. Al margen de las sesiones y las prácticas más físicas, existe un enorme espacio para el enriquecimiento en el que, tanto dominantes como sometidos, podemos sumergirnos y extraer nuestras propias enseñanzas. Privarnos a nosotros mismos de esta posibilidad; por el mero hecho de que existan ciertas “escuelas de pensamiento” que propugnen un total distanciamiento del componente espiritual que pudiera derivarse de nuestros progresos; sería algo imperdonable.

Ciertamente, en mi caso, he de admitir que unas de las primeras cosas que me atrajo de este mundo fue, precisamente,  el hecho de poder explorar a través de la D/s no ya mi propio mundo interior, si no, también, el de aquella persona que estuviera dispuesta compartirlo conmigo y, así, poblar de emociones, instintos y pareceres un orbe único y diferenciado, acorde a unas realidades que se escaparan al resto.

Algunos suelen decir que el bdsm resulta elitista y, en cierto modo, así es, aunque no en el modo en  que suele pensarse (rodeado de lujo, opulencia y placeres desbordados). Si que resulta exclusivo e, incluso, hasta vedado, en la medida que cada persona lo construye a su manera y lo desarrolla en función a sus necesidades y anhelos. De este hecho deriva la circunstancia de que, muchas veces, la sumisión y la dominación se den la mano para conformar una única esencia, diferenciada del resto por sus propios estímulos y percepciones, que avanza en pos de un objetivo claro aunque no siempre bien definido.


Esta última circunstancia, la de la indefinición, favorece el hecho de que; también en este aspecto; surjan desaprensivos que aprovechan la ocasión de vender como ciertas e infalibles sus propias conjeturas con el único fin de obtener un beneficio personal. Hasta podemos llegar a encontrarnos con peligrosos “pseudogurús” que se enmascaran tras un falso ascetismo que solo alberga intereses criminales. Nunca dejará de haber individuos de tan baja ralea y, siempre,  habrá que tenerlo bien presente.

Pero, en definitiva, el camino de la práctica “sana, segura y consensuada” del bdsm puede abrirnos infinidad de caminos, ofrecernos innumerables alternativas y depararnos un sinfín de revelaciones. Ahora bien. Para que así sea, tanto los ojos de nuestro cuerpo como los de nuestra mente han de permanecer atentos a las señales que les vayan llegado de modo que podamos usarlas de la forma más conveniente y oportuna en función al momento.  Siempre lo he dicho: las prisas no suelen ser demasiado buenas compañeras a la hora de adentrarse en este tipo de cuestiones (ni casi en ninguna), por eso, para terminar, quisiera compartir con todos vosotros un tema que a mi me encanta de la artista británica Dido y que viene como anillo al dedo para ejemplificar el hecho sobre el que he estado hablando y para apoyarme en su perspectiva, diferente pero complementaria. Con ella os dejo.


Un saludo a todos.


Comentarios

  1. Cuando ante tu mirada se presenta una nueva posibilidad, cuando te planteas la existencia de nuevos caminos y algo en ti te lleva a sentir, a adentrarte en ellos, siempre hay un algo inicial que te impulsa...

    Quizás en la D/s para la mayoría sea un componente más sexual, porque casi todos (por no decir todos) gozamos con el sexo y en cambio hay un mayor desconocimiento en los otros terrenos, más emotivos o sensoriales, y eso genera un gran miedo...

    Sé que para gustos los colores, pero creo que si perdiéramos ese miedo a descubrir una forma de sentir distinta (no solo en el plano sexual) nos daríamos cuenta de la riqueza de posibilidades y ya no querríamos continuar en el desconocimiento, abriendo nuestra mente a aquello que esté por venir.

    Ni que decir, que todo debe quedar en un entorno de precaución y juicio, pero sin esas prisas que Tu mencionas, el abanico creo que es inabarcable y por ello tan atrayente y absorbente...

    Y no me enrollo más que soy un peligro...solo decirte que....yo siempre tengo tiempo para Ti, mi tiempo es Tuyo...

    Besos dulces
    Feliz tarde

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    1. Gran parte de los descubrimientos parten de nuestros propios misterios, de nuestra esencia como personas y de nuestros condicionamientos y recelos. Al hacerles frente es cuando perdemos el miedo, el miedo a lo que somos, y es entonces cuando podemos conducirnos sin tener que estar justificándonos constantemente y sin temor alguno a que nos señalen con el dedo. Muchas veces, el peor enemigo se esconde en nuestro propio interior.

      Con respecto a los momentos que me otorgas..., para mi resulta sencillo: "solo tengo que solicitarlos".

      Un beso y un azote, mi dulce sierva.

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  2. Ciertamente cierto....
    Es todo un "poema" cruzarte con quien pueda hacerte avanzar, empezar... cuando tienes la sensación que el "futuro" es sinónimo de presente...
    Besos

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    1. Sólido y redundante, Rosa de Terciopelo, palabras que inspiran un cierto convencimiento; y sí, no te equivocas: no puede haber futuro si no hay presente.

      Recibe un cordial saludo.

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