La estancia secreta.
A pesar de los temores
que nublaban tu templanza,
enfrentada a los
abismos que se abrían escabrosos,
hallaste el sereno
influjo en la profunda mazmorra
y, en sus velados rincones,
descubriste la esperanza.
De los tormentos
rehuidos por entre ocultas pasiones
surgió la clara respuesta
a una razón anhelada
ofreciendo con presteza
los motivos que impelían
el resurgir de aquel
sueño que creíste hecho jirones.
Qué extraño resulta
todo lo visto tras estos muros
y que distinto se
antoja si se comparan las marcas
dependiendo de si
afloran de una virtud ofrecida
o si, por el contra, obedecen
a sinsentidos oscuros.
No hay epíteto que
enuncie los secretos revelados
en la cripta
indefinida que elude toda mirada
salvo aquel que, sin
decirse, determina la presencia
que de otra forma se
intuye pero esquiva los dictados.
Ha sido un placer disfrutar de este artículo. me he sentido... cómo se lo diría yo... como en Casa.
ResponderEliminarReciba un afectuoso saludo desde La Mansión y trasmítalo, si le parece oportuno, a la destinataria de tan hermosas letras.
Un verdadero lujo que mis palabras hayan sido capaces de transportar a otras mentes a lugares familiares. Aunque consciente de mis propias limitaciones, eso me anima a continuar en la brecha.
EliminarUn fuerte abrazo, Paul.
Mi Señor,
Es increíble la intensidad con la que vives y describes esos momentos tan íntimos, como eres capaz de traspasar la pantalla y seguir haciéndome disfrutar.
Poco mérito tengo yo, pues bien sabes que fue Tu paciencia y saber estar lo que me llevó a la serenidad en la entrega, sentirme segura contigo en la mazmorra lo que permitió mi esperanza y, al poner en Tu poder todo aquello que temo el necesario abandono de mi ser.
Siempre que me permitas permanecer junto a Ti mi ilusión permanece viva y sueño a cada instante con continuar aprendiendo a servirte.
Gracias mi Señor por aceptarme como Tu sierva e instruirme.
A Tus pies
Besos dulces
Te diría que tan solo reflejo aquello que percibo; pero, tú, sin duda, restarías importancia a tú propia aportación.
EliminarDe todas formas, mi dulce sierva, sé que, a tu manera, disfrutas de todo aquello cuanto se desprende de tus esfuerzos; aunque, en ocasiones, no seas del todo objetiva contigo misma.
Un beso y un azote.