Vistiendo al lado femenino (Feminización I).
Es muy posible que muchos de vosotros, al leer el título que encabeza esta entrada; os estéis preguntando: ¿a santo de qué se mete este hombre en estos berenjenales? Pues bien. Como alguno de vosotros ya sabe, siempre he reconocido que esta ciudad adolecía de cierta pluralidad temática en cuanto a tendencias bdsm se refiere; si bien es cierto que, en este último año, he realizado algún que otro “tímido” intento de cara a paliar esta situación. He de admitir, no obstante, que ciertos temas no reciben por mi parte la misma atención ni son objeto de la misma cobertura que otro tipo de cuestiones más centradas en la dominación masculina. Esta circunstancia, como comprenderéis, viene motivada, en gran medida, por la prudencia, pues resulta un tanto arriesgado emitir opiniones sobre algo cuando no se tiene un conocimiento profundo de los pormenores que pudieran influir en su desarrollo. Es por esa razón que…; para esta nueva y un tanto temeraria iniciativa; solicito amablemente la colaboración de todas aquellas damas versadas en las artes dominadoras que estén interesadas en arrojar alguna luz sobre este asunto. De todos modos, tampoco es mi intención profundizar en exceso en las motivaciones que pudieran existir a la hora de realizar esta práctica (quién lo deseé puede obtener sobrada información al respecto en infinidad de sitios web). De todas formas, tal y como veréis a continuación, incluso dándole un enfoque muy genérico, el tema tiene bastante miga; por lo que…, para que este post no resulte demasiado tedioso, he decidido fraccionarlo y ofrecéroslo en dos entregas. Pero basta ya de tanta introducción y empecemos.
La feminización; o “sissificación”, como la denominan los
más entendidos; consiste, básicamente, en dotar al hombre de una apariencia
femenina. En esto, como en casi todo, existen diferentes grados y diversas
formas de llevarlo a la práctica. Pero, ante todo, conviene dejar claro desde
el principio que la feminización no debe de ser tratada como un mero acto de travestismo.
Cuando se lleva a cabo dentro del ámbito femdom suele estar regido por una
serie de condicionantes que trascienden esa faceta estética. No obstante, al
ser este; a priori, su aspecto más llamativo, comenzaremos por él para ir
entrando en materia y dejaremos el resto para una segunda parte.
A veces, la feminización aplicada
sobre un sumiso, no necesita de grandes artificios ni, tampoco, resultar
evidente a ojos de los demás para cumplir con su función. La obligación en un
hombre de emplear ropa interior femenina de forma habitual ya constituye una
forma de feminización; sencilla y socialmente inocua si se quiere; pero que
repercute de forma constante sobre el sentimiento sumiso del varón.
Después (disculpadme si esta
especie de clasificación no se ajusta demasiado a la realidad) estarían las
escenas de carácter íntimo donde el sumiso ya se ve inducido a transformar su
apariencia externa. También en esto podemos encontrarnos con diferentes niveles
de implantación que pueden ir desde una caracterización burda y más bien
ridícula (orientada a obtener un sentimiento de vergüenza y bochorno en el
sumiso) hasta una verdadera metamorfosis en la que, en un primer golpe de
vista, resulte complicado determinar el verdadero sexo del sujeto (sobre todo
cuando este cuente con un físico y una constitución andrógina que permita
acentuar aún más esa indefinición).
Pero, ropa, maquillaje o pelucas,
no son los únicos elementos al servicio de este tipo de práctica. En
determinados ambientes fetish la feminización también puede verse ligada con un
efecto de “cosificación” donde el
sumiso adquiere una apariencia de mujer (recurriendo en ocasiones a elementos
protésicos) pero donde se le dota a un mismo tiempo de un aspecto artificial;
casi de maniquí; mediante el uso de máscaras que los hagan impersonales y anulen
los rasgos de expresividad que pudieran desprenderse de sus rostros. Dicho de
otro modo: sumisos convertidos en objetos de forma literal.
Para ir acabando ya con este
apartado referente a “la cuestión
indumentaria”, decir que; a pesar de que estemos hablando de una tendencia imbuida
de un cierto carácter marginal; en algunas ciudades ya se pueden encontrar
establecimientos especializados en la venta de ropa y complementos de corte
femenino aunque orientados hacia una clientela masculina. Se trata de prendas
de estilo formal; y, por lo tanto, que no están confeccionadas específicamente para
su uso dentro del ámbito bdsm; pero el hecho de que existan ya da una idea del
alcance que podría llegar a tener este concepto del que estamos hablando.
Por hoy, vamos a dejarlo aquí. El
próximo jueves me ocuparé de otros aspectos ligados a esta práctica que,
posiblemente, no resulten tan evidentes a simple vista, pero que, sin duda, resultaran
bastante chocantes para todos aquellos que los desconozcan.
Un saludo para todos.
Continua en...
Para mí es un tema desconocido, pero aun así, creo que puedo opinar de ello, porque aunque la forma evidentemente no la conozca, el fondo puede ser el mismo, independientemente de la acción concreta que se lleve a cabo.
ResponderEliminarSupongo que muchos pensaran en que este tipo de ejecuciones (o similares) son por pura apetencia del Dominante, y aunque puede ser así y no dudo de que lo pueda disfrutar, también puede haber muchas otras motivaciones que lleven a un Dominante a decidir esa u otras prácticas, no solo el puro capricho del Am@, sino la necesidad de educación del siervo, mejora personal o incluso para que él sienta esas emociones que tanto le agradan y necesita en su sumisión.
Entiendo que la mirada ajena, e incluso de aquellos que entendemos la D/s pero no vivimos esta práctica concreta, nos pueda parecer extraña o incluso algo antiestética y no muy agradable pero, por encima de todo ello, hay que ver, o por lo menos así lo veo yo, que hay algo mucho más elevado, unas motivaciones concretas que embellecen la práctica, unos deseos de compartir las sensaciones y de alimentarse mutuamente de la esencia que ambas partes poseemos y gozamos.
Imagino también a aquellos sumisos sometidos a esta práctica con cierta vergüenza, humillación y no carente de esfuerzo, pero también con ese orgullo de estar haciéndolo por su Am@, de sentir lo que otorga la obediencia convencida y la entrega aceptada por él y por su Dominante.
Prácticas concretas con finalidades también concretas conocidas por el Am@ pero, para mí, con un objetivo mucho más amplio.
Muchas cosas son lo que parecen, así se ejecutan y la evidencia todos la vemos, pero luego hay otras que dependen sólo de nuestra propia visión, y confieso que la mía al leerte ha sido sentir el regalo que los Amos nos hacéis, por un lado al pensar en aquello que podemos necesitar ya sea para nuestro desarrollo o para permitirnos sentir. Incluso, aunque sea simplemente para vuestro capricho…¿hay algo mejor para un sumiso que sentir la oportunidad de complacer con sus gestos a quien se ha entregado?¿acaso no es un regalo ser capaz de agradaros y haceros gozar?...creo que no es necesario que yo conteste…;)
Es lógico que haya quien no lo entienda o lo califique de locura absoluta, pero por suerte, es una opción libre y personal, ajena a interpretaciones y opiniones de aquellos que no forman parte de ese vínculo Am@-sumis@.
Podría seguir expresándome pero no es cuestión de aburrirte a Ti ni a los demás ciudadanos, así que, solo confiar en que los demás disfruten también estas palabras Tuyas, que sean capaces de ver el esfuerzo que representa un post de este tipo y que, te aporten las visiones personales que enriquecen así Tu ciudad y a todos los que en ella nos perdemos…
Muchos besines cálidos y dulces en este frío día.
A Tus pies
Como casi siempre sucede (tú bien lo sabes mi sierva) no importa tanto la práctica en sí como las enseñanzas, sentimientos y; hasta incluso; moralejas que de ella puedan extraerse. Casos como los que aquí se han expuesto no tienen por qué ser diferentes en ese sentido y todo dependerá de la oportunidad y conveniencia de llevarlos a la práctica.
EliminarTambién has puesto de relieve otra cuestión; a mi entender; muy importante: estamos ante un castigo o, por el contrario, ante un premio. También en esto pueden existir diferentes enfoques y, dependiendo del contexto, todos pueden resultar perfectamente válidos.
Un beso y un azote, dulce sierva.
Bueno mi estimado amigo y Caballero Qar, no estoy muy versado en este tema y no quisiera dar una opinión erronea, lo que si y con todos los respetos hacia la persona sumisa, en este caso sumiso, es que él se sienta mujer y como tal el Dom o Domina en cuestión enfoque la sumisión de su sumiso hacia ese caso concreti, sería de muy buena ayuda, su propia esperiencia y opinión sobre este tema con todo los respetos x supuesto...
ResponderEliminarUn abrazo mi estimado amigo y csballero Qar.
Mi querido Don Juncal, como ya he apuntado, no es que yo pueda aportar ningún dato de primera mano acerca de esta práctica en concreto; pero, por mi experiencia, si que puedo decir que..., el empleo de determinadas vestimentas, pueden ser un herramienta muy poderosa de cara a obtener un sentimiento de sumisión.
EliminarTodo esto, por supuesto, depende de las circunstancias y de la persona a la que se aplican; pero, aunque la relación en ese sentido sea muy de base entre los tipos de dominación femenina y masculina, el trasfondo residual (que en muchas ocasiones es lo más importante) viene a ser el mismo.
Muchas gracias por la visita y el comentario, estimado amigo. Me alegra comprobar que, poco a poco, se van solucionando los problemas informáticos que os mantenían en vilo.
Recibid un fortísimo abrazo.
Hola Qarpatian.
ResponderEliminarDesconozco el tema, ni profunda ni superficialmente, supongo todo es parte de lo mismo, como alguien me dijo alguna vez " Es el precio que se paga por ser especiales en gustos", si lo sientes y es tu deseo, ¡vívelo y disfrútalo!, el respeto y la tolerancia debe existir, lo entiendas o no, compartas los mismos gustos o no.
Te dejo un beso, te cuidas
Puede que desconozcas el tema, estimada Ame, pero..., comentarios como el tuyo, siempre aportan.
EliminarMe quedo con tú lección de tolerancia y me congratulo de que la hayas manifestado en esta, TU, ciudad.
Un fuerte abrazo.
Según he tenido la oportunidad de leer como vive un sumiso este tipo de practicas, nace de su deseo a recordar el trato que merece por parte de su Ama, por tener un micro-pene, así que basándome en lo que el mismo me ha explicado, siente esa necesidad de que se le recuerde cual es su lugar por medio del uso de las prendas femeninas, pienso que el deseo a ser humillado necesita emplear distintas técnicas y todas son tan validas como ellos consideren oportunas.
ResponderEliminarYo lo respeto si y sobre todo procuro ver que hay muchos caminos donde cada uno busca satisfacer sus deseos más ocultos.
Mis respetos para usted.
"Todos los caminos conducen a Roma", eso es muy cierto, alexia {All}, creo que ahí has dado en la clave. ¿Qué los hace diferentes entonces? Que no comparten el punto de partida.
EliminarAunque la meta sea la misma, no todo el mundo la alcanza por la misma senda.
Recibid un afectuoso saludo tanto aquel que te guarda como tú.