Invernada.
Mientras escribo estas líneas,
estoy pensando en el frío que voy a tener que pasar esta noche mientras esté
trabajando. Se me pone la piel de gallina con solo imaginármelo. Pero, por otro
lado, también pienso en cómo; merced al gélido ambiente externo; se disfruta
muchísimo más de algunos pequeños placeres hogareños.
Digo pequeños y no lo son tanto,
pues, en estas desapacibles madrugadas, vienen a mi mente las vicisitudes por
las que estarán pasando muchas personas que van con lo justo. Esto me hace
sentir afortunado y agradecido; y, en estas fechas donde nuestro apetito
consumista va en aumento a medida que nos aproximamos a esa línea invisible que
divide los años, me siento satisfecho y muy contento por poder disfrutar de
todo lo que tengo. No, no penséis que soy un conformista; ni mucho menos; pero
nunca está de más reconocer los méritos de las cosas por muy sencillos que
sean. Reconocerlos es disfrutarlos y eso, amigos míos, es algo que no pienso
desaprovechar en modo alguno.
Así que…, con frío, sin él (o… gracias a él), voy a beneficiarme de todo
cuanto me ofrezca la nueva estación que ya asoma tras la puerta. Me deleitaré
con la quietud que parece imprimir en la naturaleza, con el reconfortante vigor que reporta un chocolate bien caliente, con el límpido cielo
nocturno preñado de tintineantes
estrellas, con los aromas que invaden las cocinas mientras emanan de fogones
antiguos, con la blancura de un paisaje que adquiere matices y detalles
imposibles de apreciar en otros momentos…
Pero… ¿queréis saber que es lo
mejor de todo? ¿Os gustaría conocer por qué en mi caso soy capaz de sacar
provecho a lo que otros repudian? Muy sencillo. A pesar de notar como la piel
de mis manos se agrieta, a pesar de mis pies congelados, a pesar de helarme por
mucha ropa que lleve encima, sé que…, cuando vuelva a casa, el mejor calor del
mundo me estará aguardando para ayudar a mi cuerpo a recuperar toda la
temperatura perdida y…, a ser posible, un poco más.
No temáis al invierno, gentes del
norte; más bien disfrutadlo en la medida de lo posible.
Un “cálido” saludo a todos.
Disfrutad de lo que tenéis, mi buen amigo...
ResponderEliminarYa se sabe que la verdadera felicidad está en las pequeñas cosas... en una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna... cosas así ;-)
Y ahora en serio: es cierto que a veces, en la vorágine de la vida que nos rodea y arrastra, no tenemos tiempo de pararnos a pensar en lo afortunados que somos de tener lo que tenemos, y no me refiero a sólo lo material, aunque eso, querámoslo o no, también ayuda a darnos tranquilidad.
Disfruta del frío, de la naturaleza, de ese chocolate caliente y sobre todo de la buena compañía que, se, tienes.
Un abrazo amigo.
Se feliz.
Muchas gracias, estimado Sayiid.
EliminarDisfrutan también tú de esos momentos tan dulces que, a veces, se nos presentan de improviso.
Un fortísimo abrazo, compañero.
Mi Señor, bien me conoces, pero confieso que me he ruborizado y hasta me he reprendido en primera instancia al sentirme una creida pensando que te referias a mi...pero acto seguido me he dicho: "pues claro que eres tu niña boba! ¿Acaso no eres tu la que le esperas ilusionada y deseosa?¿acaso no regresa de su jornada laboral fria y costosa a tu lado para dejarse querer?....ains
ResponderEliminarEs tan bello sentirse asi de especial para Ti, ser motivo de aprecio y disfrute de esas pequeñas cosas en tu dia a dia que....uuuuuffff...me siento tan grande en mi pequeñez que no quiero dejar de sentirme asi de emocionada....
Gracias mi Señor...
A Tus pies
Pues..., mi más efusiva enhorabuena, dulce sierva, pues veo que sabes como sacarle todo el partido a esos pequeños detalles que otras personas despreciarían.
EliminarUn beso y un azote (todo ello de lo rico).