Nimiedades.


Seguro que pensaréis que estoy incurriendo en un tópico si digo que, en muchas ocasiones, las cosas más importantes se esconden en los detalles pequeños. Si ese es vuestro parecer, sin duda que no estaréis demasiado desencaminados; aunque ese hecho no reste en modo alguno la veracidad y validez de esta máxima tan socorrida.

A mí siempre me ha resultado tremendamente curioso que; una vez cubiertas nuestras necesidades más básicas; seamos capaces de obtener tanto a través de pequeños detalles y, en cambio, parece como si estuviéramos obcecados en emplear gran parte de nuestros esfuerzos y nuestro tiempo en cuestiones que; si nos parásemos a pensarlo; no dejan de ser claros ejemplos de superficialidad.

Así las cosas, resulta innegable que todos necesitamos de unos determinados estímulos que nos impulsen a avanzar como personas; y, aunque nuestros objetivos puedan diferir considerablemente; son nuestros pequeños logros cotidianos los que más nos ayudan a sentirnos plenos y orgullosos de nosotros mismos.

En cualquier tipo de relación de pareja (y las enmarcadas en un contexto D/s no son una excepción) los pasos dados en común; por muy insignificantes que pudieran llegar a parecer; contribuyen a consolidar el “vínculo” entre los integrantes de esa unión. El bdsm, en mi opinión, se sustenta en gran parte sobre esta coyuntura, lo cual me lleva a pensar que; bien entendido; sirve para generar una suerte de espiral inspiradora donde, dominantes y dominados, entran para aportar su propia contribución al avance del conjunto.

Si bien es cierto que, en muchas ocasiones, experimentar su componente más impactante y; si se quiere; “salvaje” es la razón que nos impulsa a adentrarnos en esta visión tan particular en el modo explorar la sexualidad; no por ello deberíamos de olvidar ese otro aspecto; más sosegado, sutil y, en ocasiones, hasta insospechado; que nos aguarda tras los pequeños gestos, tras pausas, los silencios y tras tantas y tantas cosas que, a menudo, pasamos por alto y que pueden ayudarnos; y mucho; a elevar nuestras cotas de placer hasta escalas desconocidas.


Puede que existan muchas personas que; por la razón que sea; no se sientan demasiado inclinadas a compartir esta visión sobre la D/s. No seré yo quien venga a censurar los gustos o la predisposición de cada cual hacia determinadas formas de desarrollar esta disciplina; pero, cuando son factibles y podemos disfrutarlas… ¿vamos a prescindir de ellas por una mera cuestión de forma? ¿Tenemos que rechazarlas por no ajustarse a determinados cánones? Eso nos estaría abocando a ceder una parte de nuestra propia identidad en pos de una realización incompleta basada, además, en criterios ajenos, cuando, en realidad, cada uno de nosotros somos muy conscientes de qué cosas estamos dispuestos a desprendernos y de cuales, en cambio, no.

Todos, en esta vida, perseguimos nuestras propias metas; pero, muchas veces, lo que de verdad importa es la senda que escogemos para alcanzarlas.

Un saludo a todos.


Comentarios

  1. Imposible negarte que esos pequeños detalles llenan mi ser de gozo, me hacen sentir tremendamente especial y me emocionan sobremanera...

    Creo que pocos son los que aprecian esas nimiedades que para mi no lo son, y compartir mi vida con alguien que no solo las aprecia sino que me enseña a amarlas es maravilloso...

    Soy muy afortunada mi Señor, y deseo ser capaz de que mis pequeñeces te lleguen y te hagan sentir lo especial que eres para mi...

    T'estimo mi Señor
    A Tus pies

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No diré que soy capaz de leerte por completo, ni presumiré de estar al tanto de todo y de que nada se me escape. Sin duda, en muchos momentos, dejaré en mi tintero más de lo que desearía.

      Pero no por ello voy a dejar que mi mirada se acomode en la monotonía y deje de prestar atención a tus sutiles llamados. No siempre los oiré a tiempo, pero que no se diga que es por no haber escuchado.

      Un beso y un azote, mi dulce sierva.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares