Ven.


Ven hasta mí y dime con qué propósito te acercas.
Muéstrame, cara a cara, cuál es la naturaleza de tus impulsos; sin dobleces, sin reticencias, sin pretensiones ocultas.
Ven a mí desnuda, sin más equipaje que tu propia persona, desprendida de todo lo superfluo que se nos adhiere en la vida.


No albergues temor alguno cuando traspases el umbral de esta puerta siempre entreabierta, pues no impera en mí la ambición de retener si no es a fuerza de argumentos.
Pero…, si te decides a dar el paso, si en conciencia determinas que es mi ciencia la que está llamada a calmar tus inquietudes; cede entonces a la evidencia, sin esperar que haya atajos ni imaginar falsas luces.
Ven entonces a perder la inocencia y a conocer los secretos, a diluirte en el ansia y a concebir sufrimientos. No habrá más seguridades. Así de crudo, no voy a esconderlo.


Ahora que ya lo sabes, ven si quieres, sin protestas, pues nada prometo salvo ese neutro y constante descubrir que no entiende de valores absolutos.
Eso y el dudoso privilegio de tener que compartir mis carencias y tropiezos, mis arranques y fastidios, mis vicios y mis manías.


Ven si te crees tan  osada.

Ven si lo intuyes correcto.

Pero; pase lo que pase; ven solo si ese es tu deseo. 




Comentarios

  1. Un llamado a la esencia en estado puro, es precioso.
    Un beso Qarpatian, te cuidas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Profundamente agradecido por tan elogiosas palabras, Ame.

      No es que crea haber conseguido reflejar, en toda su amplitud e intensidad, la fuerza emotiva que se esconde tras ese sentimiento; pero, si se me concede el mérito de haberla esbozado, ya me doy por satisfecho.

      Un fuerte abrazo. Cuídate mucho también.

      Eliminar
  2. A cada instante, mi Señor, vengo a Ti, aunque ni siquiera sé si me marcho, o quizás no dejo de hacerlo para poder volver de nuevo a Ti.
     
    Repleta de imperfecciones y temores, indigna por mi pobre presencia anhelo estar ante Ti, aprender a desnudarme, no sólo de esta ropa que me oculta sino de todo cuanto recubre mi esencia.
     
    Con completa certeza, confiada y esperanzada hacia Ti trazo mis pasos, deseándote, a veces, ciego para que no veas mis carencias y así desestimes a esta esclava que sin Ti pierde su rumbo, y con ello, a ella misma, y siempre Tu mismo pues eres el ser que amo, también con todo aquello que dudas que sea un privilegio.
     
    Aquí estoy, mi Señor, en respuesta a Tu llamada, dispuesta a cumplir con aquello que pides, conocedora de aquello que ofreces, alagada por tal invitación.
     
    Si me preguntas que anhelo, cuáles son mis impulsos, decirte que es bien sencillo y la vez bien complejo: Quiero ser pura y por ello ser amada. Quiero ser libre y por ello estar entregada.
     
    No puedo negarte mi emoción y ese cierto vértigo que me acoge ante este reto tan grande de procurar ser digna para Ti.
     
    Lo deseo mi Señor, este es mi lugar, siempre que asi me lo permitas.
     
    A Tus pies
    Besines dulces


     

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La vida es imperfección, mi dulce dana, independientemente del camino que escojamos.

      Por esa razón, constantemente nos vemos abocados a construir, a reformar, en definitiva..., a mejorar.

      Nadie puede asegurar el éxito. Lo que, en cambio, sí que está garantizado es el peligro que se esconde tras la engañosa percepción de que, en algún momento, podamos darlo todo por hecho.

      Si evitamos caer en esa trampa..., habrá momentos mejores o peores, pero siempre podremos extraer algo en positivo por muy insignificante que; pensando a lo grande; pudiera parecer.

      Un beso y un azote, mi dulce y entregada sierva.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares