Rincón refugio.

Los días ya han visto como sus horas de luz han menguado de manera ostensible y; aunque el clima en esta ciudad continúe siendo razonablemente agradable; parece como si todo nuestro entorno estuviera comenzando a impregnarse de ciertos tintes bucólicos que  nos invitan al recogimiento.

Tal vez sea porque es lo que toca o porque así estemos diseñados. Tal vez se trate únicamente de una percepción propia y muy personal de quien se expresa en estas líneas. En el fondo…, no puede decirse que lo tenga demasiado claro. Pero…, lo que sí que es cierto es que, todos los años, con la llegada de estas fechas, me dejo llevar por el atrayente influjo de unas penumbras que empiezan a gestarse merced a las cada vez más abundantes nubes, a permitir que me envuelva en su abrazo la cálida brisa que mece a los castaños para que, estos, hagan entrega de sus encorsetados dones mientras voy contemplando la conveniencia de ir  valorando aquellos lugares; firmes y recios; que pudieran ser susceptibles de convertirse en refugio cuando  las condiciones así lo aconsejen.

Esa es la razón de que hoy os ofrezca este rincón que; si bien a muchos pudiera resultarles excesivamente sobrio;  en mi opinión, cuenta con comodidades más que sobradas como para hacer de él un buen abrigo. Seguro que más de uno ya habrá sido capaz de vislumbrar alguno de sus potenciales encantos. ¿No es así?

Que paséis todos un feliz domingo.