Resistencia activa.
Desde hace ya bastantes años,
abundan los ejemplos de tradiciones de origen anglosajón (o, más concretamente,
norteamericano) que; merced a los fenómenos de la contracultura y la
globalización; van calando poco a poco en regiones, antaño, totalmente ajenas a
este tipo de influencias; desplazando, incluso, costumbres autóctonas con una
dilatada trayectoria a sus espaldas.
En la ludoteca llevan ya algún
tiempo preocupados por la creciente incidencia de este tipo de circunstancias
y; ante la clara imposibilidad de luchar contra el constante e insistente
bombardeo al que, a través de infinidad de medios y plataformas, estamos siendo
sometidos; han decidido adoptar métodos algo más expeditivos con el fin de
revertir esta situación.
Su foco de atención más inmediato
es evitar a toda costa que uno de los ejemplos más claros de festividad
netamente estadounidense consiga hacerse un hueco en nuestro calendario. Como
muchos de vosotros ya sabréis, en el preciso instante en que este post sale a
la luz, se está conmemorando el “Día de
Acción de Gracias”, donde se
rememora, entre otros acontecimientos, la celebración que los colonos europeos
establecidos en Plymouth (Massachusetts) oficiaron en 1621 a modo de
agradecimiento por la excelente cosecha que obtuvieron aquel año. Haciendo
bueno el dicho de: “el enemigo de mi
enemigo, es mi amigo”, nuestros obstinados e idealistas compañeros lúdicos han
decidido aunar fuerzas con las criaturas que más incómodas deben de sentirse
cada vez que se menciona dicho evento: “los
pavos”.
Mediante el empleo de las más modernas
y sofisticadas técnicas de adiestramiento animal, han procedido a entrenar a
sus nuevos y agradecidos aliados a fin de que puedan defenderse ante cualquier
tipo de agresión no provocada. Aunque, si bien esta iniciativa pudiera tener un
punto de justificación ética (¿en qué oneroso pecado habrán incurrido esas
pobres bestias como para tener que verse enfrentadas a tan aciago destino?), el
celo con que se han volcado en su labor “protectora” ha provocado que; en un
determinado momento; estas rechonchas aves hayan comenzado a dar nuestras de un
nivel organizativo ciertamente inquietante.
No sería mejor; y esta es una
opinión personal; que, si lo que se pretende en realidad es que se vayan
abandonando de manera progresiva ciertos usos que no generan demasiado consenso, en lugar de propiciar el enfrentamiento entre
los defensores y detractores de una determinada corriente cultural, un buen método
podría pasar por ofrecer alternativas; en este caso, de celebración; que incentivaran, de algún modo, un cambio en el enfoque que se les viene dando. Se me
ocurre que…, si el problema radica en la elección de un menú en particular,
bien podría sustituirse por otro de elaboración mucho menos cruenta que
atendiera; si ese fuera el deseo de los potenciales comensales; las
preferencias por la carne.
Un saludo a todos y que disfrutéis
de un feliz y apetitoso finde.
Es cierto que da cierta rabia cuando te imponen costumbres que no son las que nos corresponden, que de manera poco sutil nos hacen comulgar con ruedas de molino y acabamos, de una manera u otra, acogiendo entre nosotros festividades y hábitos ajenos, pero también es cierto que, para mi, todo lo que sean fiestas y costumbres que podamos integrar en las nuestras, son bienvenidas y seguro que algo bueno podemos extraer de ello, como en este caso, que con una vuelta de tuerca mas ofreces apetitosas alternativas....porque no?
ResponderEliminarYo mantendré la mente abierta y esperaré a ver que se nos ofrece...nunca se sabe, verdad?
Besines y...dulces sueños mi Señor
A Tus pies
Yo no comparto la cerrada intransigencia que muestran nuestros lúdicos amigos, pero sí que soy partidario de mostrarse un poco selectivo con aquello que nos resulta ajeno. Aceptarlo por el mero hecho que venga de afuera, no parece una política demasiado acertada ni, tampoco, del todo prudente.
EliminarSumar para crecer. Esa podría ser la consigna, y..., en cierta forma, tú puedes presumir conocer los beneficios de aplicar esa filosofía.
Un beso y un azote, mi dulce y "tolerante" sierva.