Cadalso.


Su acepción más conocida
nos remite al cruel suplicio
que, ante miradas morbosas,
se practicaba (y practica)
con la anuencia de poderes
amparados en la inquina.


Pero tiene esa palabra
otros alcances más nobles
reservados para escenas
con tinte sacro y solemne.


¿Qué puede haber más sagrado
- me pregunto con frecuencia –
que una entrega convencida;
surgida de un alma fuerte;
que se ofrece sin reservas
a quien cree que lo merece?


No es sólo un cuerpo indefenso,
tampoco un objeto inerme.
Es de las muestras más puras
que un amor puede ofrecerte.


Ya sé que no es muy difícil
corromper su buen sentido,
cayendo en el desatino
de incurrir en el exceso,
desvirtuando la esencia
de tan tenaz cometido.


Que; aunque encierre sacrificio,
en modo alguno velado;
ha de ser reconocido
y, como tal, apreciado.


Y… en ese altar levantado
a una virtud desprendida
todo fluye en la medida
en que el deseo es brindado,
sin que importe en demasía
ni la pompa ni el boato.



Comentarios

  1. Realmente es compleja la verdadera entrega, dificultoso abstenerse de apetencias y reclamos, pero creo aún mas complejo es encontrar quien la comprenda, quien sepa valorarla como se merece y sea capaz de sentir el orgullo al tener un ser por completo cedido, sabiendo guiar esa esencia para que nunca deje de ofrecerse...

    Yo no seria nada, no sería capaz de sentir si no fuera porque esa es Tu mirada, pues aunque sean palabras lo que todos leemos yo sé que son hechos de donde nacen...

    Precioso mi Señor, el escrito y Tu...
    A Tus pies

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    1. Y lo más curioso de todo; si se me permite el apunte; es que algo, que a priori pudiera resultarnos "censurable", se trasforma por completo al ser dotado de las virtudes que todos atesoramos como seres humanos.

      Nuestros defectos como especie (que no son pocos) consiguen emponzoñar gran parte de los desafíos que se nos presentan y nos dan la oportunidad de crecer y desarrollarnos como personas. El mal uso corrompe la esencia propiciando un "rechazo preventivo" que; sin bien está avalado por una razonable prudencia; nos impide comprender ciertos trasfondos que solo afloran en determinadas circunstancias.

      En muchas ocasiones, no son las prácticas las que fallan, si no la forma que pretenden imprimirles a estas determinadas personas.

      Un beso y un azote, mi dulce y atenta sierva (y... gracias por el piropo).

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