Aguardando.
“El que espera… desespera” reza un dicho popular. Pero es precisamente
sobre ese concepto; el de la espera; sobre el que se sustenta en gran medida la
filosofía de vida de los qarpadios. Hay que incidir, no obstante, sobre lo
distinta que resulta la significación que ellos le dan en comparación a la
nuestra.
Inicialmente, incluso yo mismo
albergaba bastantes reservas en relación a los beneficios que son capaces de
proporcionar el aplomo y la paciencia, pues…; aunque no pueda presumir de
conocer al dedillo el amplio espectro de connotaciones culturales ligadas a
esta idea a lo largo y ancho del mundo; sí que puedo afirmar que, en el lugar
del que procedo, el hecho de esperar suele ser entendido como un acto de
resignación o; hasta incluso; de renuncia. Si algún asunto tiende a ver
aplazada su conclusión, casi siempre se va viendo demorado más y más hasta que;
finalmente, por un motivo u otro; queda inconcluso de forma indefinida o
definitiva.
En Qarpadia todo esto se tiende a
enfocar desde un prisma bien distinto. Ni que decir tiene que la espera se
contempla como un elemento natural (e, incluso, exigible), pero las gentes de
estos contornos gustan de ceñirse a su significado más literal. La paciencia es
para ellos una virtud imprescindible, pero también lo es el cumplimiento de los
plazos y compromisos acordados. Todo el mundo en estos lares se muestra
plenamente convencido de que sus expectativas terminarán teniendo un desenlace razonablemente
acorde al esperado.
Mientras que en otros enclaves da
la impresión de que los acuerdos que se alcanzan no fueran de obligado
cumplimiento; y que, de llevarse a término, hubieran de estar considerados como
un regalo o favor que, más adelante, habría de ser restituido; en Qarpadia
pocas cosas resultan más deleznables que el hecho de faltar a la palabra que se
ha dado. Cualquier intento de eludir un compromiso; independientemente de las
argucias empleadas a tal efecto; se convierte en una mancha muy difícil de
borrar en la trayectoria personal de cualquier individuo, pues pocos oprobios
están peor considerados que el de no resultar digno de confianza.
Teniendo en cuenta todo lo
anterior… ni sonrisas condescendientes, ni halagos interesados, ni dudosos “colegueos”. En Qarpadia priman los
hechos y de ahí que para ellos la espera guarde bastante relación con la
seguridad, la esperanza y la ilusión (aderezado todo ello con el toque “justo” de incertidumbre). Lástima que
en otros lugares no seamos capaces de extraer de esa misma circunstancia todo
el partido que aquí les reporta, pues…; para todos cuantos habitan estas
tierras; la espera es entendida casi como un arte, y como suele decirse también
(acertado contrapunto frente al inicio de esta crónica)… “todo le llega a quien sabe
esperar”.
Saludos!!
ResponderEliminarMis mejores deseos de que llegue en el momento indicado lo que espera!
Si... la espera puede ser el mayor de los placeres. Hay que saber apreciar todo cuando llega, sobre todo si es esperado.
ResponderEliminarBesos Carnales.
Los compromisos acordados...en general me parecen como una cárcel, como un trabajo, donde el que se ha comprometido pierde la ilusión y la maravillosa sensación de libertad. Prometes algo y en el acto empieza a convertirse en una obligación.
ResponderEliminarMil veces más me ilusiona dar lo que no prometí, incluso lo que no pensé dar. Mil veces mejor recibir lo que no me fue prometido ni acordado....
Una de las grandes enseñanzas de la vida es precisamente la necesidad de la paciencia, la muestra de que con empeño y tiempo se llega a aquello que está por venir.
ResponderEliminarUn compromiso nuestro personal que nos lleva a comprometernos con los demás, a cumplir con nuestros pactos y trazar así con actitudes sanas y leales el camino de nuestros deseos.
Mi ilusión está puesta en cada uno de los compromisos que libremente adquiero, y a través del entusiasmo sigo caminando con empeño para conseguirlo, sea lo que sea, aquello que me propongo, aquello que amo.
En Qarpadia está mi lugar...
Junto a Ti....
A Tus pies...