Obviedades insoslayables.
Todos; en distinta medida;
transitamos por el
paraje sombrío
inherente a nuestros
sueños.
Todos venimos
provistos
de un cariz
tenebroso,
de un reverso
siniestro,
que a la moral
interpuesta esquiva
desoyendo lo prescrito.
Nos violenta con sus
ansias
y nos induce a tomar
partido,
e inclinarnos del
lado
de las bajas pasiones,
invocando a la “bestia”,
atávica e impúdica,
que mora en lo más
recóndito
de nuestras entrañas.
Comúnmente aletargado;
dormido y oculto a
las miradas;
permanece
secretamente agazapado
en espera de una
ocasión propicia
para mostrarse
rotundo,
devastador e
implacable,
y adueñarse de la
escena,
los cuerpos y los afanes.
Temerosos de ese
impulso
y su aliento
arrebatado,
lo ceñimos a unas
normas
que parecen
sepultarlo
bajo el peso de
costumbres,
civilizados rituales,
que diluyan al
salvaje
que pugna
manifestarse.
Más antiguo que
nosotros,
sabe mostrarse
paciente
y, a poco que
relajemos
nuestra atenta
vigilancia,
no dudará en
rebelarse
y reclamarnos sus
fueros,
sin más lógica que el
gusto
por dar placer a la
carne.
Es así nuestra esencia y por mucho que tratemos de enmascarar o negar su existencia siempre aflora por cualquier resquicio, por eso, siempre es mejor conocernos y saber que fluye en nuestro interior para dejarnos atrapar cuando asi sea nuestro deseo, haciendole creer que nos gobierna para gozar con su explendor...
ResponderEliminarYo ya no me niego a mi misma, sé quien soy y aunque aun me sorprende su magnitud dejo, de vez en cuando, que exprese su fuerza y me deleite.
En otras ocasiones guarda guarida y espera el momento...
Besines dulces
A Tus pies
Y bendito sea! De vez en cuando hay que dejarla salir, para que nos arrastre con ella haciéndonos catar la furia del placer por placer…
ResponderEliminarMil Bsoss!