Qarpadia con "duende".
Todos (o…, casi todos) estaremos
de acuerdo en que existen lugares que desprenden un influjo “especial”, que cuentan con una serie de
características que les confieren un identidad inequívoca; como si hubieran
sido diseñados para cumplir con un fin específico por alguna entidad de orden
superior; y que consiguen transformar nuestra percepción de las cosas en el
mismo momento en el que ponemos un pie en ellos. Son lugares; si se me permite
la expresión; con “duende”.
En algún momento ya os he
ofrecido aquí ciertas referencias sobre la región de Varán, pero; ahora;
quiero aportaros una descripción un poco más detallada acerca de los “encantos” que atesora, y merced a los
cuales puede presumir de ser un entorno que se ajusta a la perfección al
conglomerado de virtudes que he enumerado al inicio de esta crónica.
Encuadrado en el sector nororiental
del estado qarpadio, Varán puede presumir de ser un destino idílico durante la
mayor parte del año. Un clima sin excesivos contrastes y una geografía
moderadamente accidentada, confiere a esta área una equilibrada perspectiva
paisajística; con un relieve sin desmesurados accidentes geográficos pero que,
en modo alguno, llega a revelarse monótono.
En cuanto al impacto que
manifiesta la actividad humana sobre este armonioso ecosistema, no es que
interfiera; en líneas generales; de un modo demasiado acusado. La región; salvo
contadas excepciones; no cuenta con núcleos urbanos desmesuradamente extensos,
y; por otra parte; el estilo arquitectónico predominante en la mayoría de sus edificaciones
tiende a integrarse bastante bien con el medio, además de recurrir, de manera
habitual, a todo tipo de materiales autóctonos. El resultado se refleja en
urbes no demasiado ostentosas pero ciertamente acogedoras, donde abundan los
rincones con encanto que invitan al disfrute de los pequeños placeres.
Si siempre resulta ser un destino
más que recomendable, entre los meses de abril y septiembre podría decirse que
su atractivo se ve incrementado de forma exponencial; lo cual anima a que
muchos qarpadios; cuyos compromisos les dejan algo de tiempo para evadirse de
tanto en tanto; busquen acomodo entre alguna de las muchas ubicaciones posibles
que salpica estos parajes. Esta es una de las razones por las que en Varán; al
igual que sucede en Ledia e Himenia (aunque por razones algo
distintas); convivan, de manera plenamente integrada, los diversos roles e
inclinaciones dispuestas de manera bien diferenciada por el resto del
territorio qarpadio.
A todo lo anterior, hay que
añadir lo que…, a mi juicio, constituye el rasgo más característico de toda esta
demarcación: “la serenidad”. Todo parece
haber sido configurado con ese propósito y, entre sus pobladores, se tiende a
observar un carácter pausado; totalmente inmune a los agobios intrascendentes;
que tiende a exasperar un tanto a todas aquellas personas procedentes de
entornos urbanos más complejos acostumbradas a desenvolverse con soltura en el
seno de escenarios más frenéticos.
Aquí todo parece fluir a través
de un “tempo” propio, donde parece
primar mucho más la perdurabilidad que la inmediatez, y en el que;
personalmente; tiendo a sentirme notablemente cómodo. Es por ello que he tomado
la decisión de permanecer instalado por estos contornos durante algún tiempo. Ya
que este último año he asistido a todo un cúmulo de nuevas experiencias, no me
vendrá nada mal para tomar cierta distancia y poner en orden mis ideas. Así que…,
si deseáis encontrarme, aquí estaré, aunque; emulando el talante de mis nuevos vecinos
“varanitas”; vaya a tomarme las cosas
con un poquito más de calma.
Nos vemos en Varán.
Yo a tu lado creo que he tenido la fortuna de conocer mas de un lugar con ese duende y disfrutar de los encantos qur muestra y del que Tu con personalidad has sido capaz de enseñarme.
ResponderEliminarSueño con estar contigo en Varan y ver mas allá de lo aparente, aunque en este caso esto ya sea muchisimo...
Puedo perderme contigo mi Señor?
Besines dulces
A Tus pies