La piel que escribo.






Recipiente de unas horas
que el tiempo va descifrando
depositando enseñanzas
de unas artes desprendidas.

Compendio de voluntades,
de sueños y hasta de heridas,
que son el alma de un todo
de caracteres vivientes.

Soporte que, de buen grado,
se presta a ser el reflejo
de un concepto complicado
pero lleno de incentivos.

Una tinta que es la sangre
de una vida descubierta
entre páginas escritas
sobre un lienzo sonrosado.

Y..., aunque tiemble no rehúye
el trazo que, con mi pluma,
van dibujando unos versos
que son su anhelo adquirido
y, de ese libro, alimento,
como savia que lo irriga,
y que fluye entre esas letras
que habrán de plasmar mis dedos.


Comentarios

  1. Bello lienzo para pintar también de la mano Maestra.
    Mis saludos, Caballero.

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  2. Y es que el poeta siempre encuentra donde culminar su obra...

    Mil besitos.

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