Qarpadia´s spring.





Hace algunas semanas manifestaba aquí mi impresión de que, este año, la primavera se iba a hacer esperar algo más de lo acostumbrado. No obstante, en virtud al estado actual de los asuntos climáticos, me veo en la obligación de rectificar y reconocer que, la pretendida espera que venía anunciando, al final, ha quedado reducida a poco menos que nada. Aún es posible; eso sí, la aparición de algún que otro receso térmico puntual y episódico, aunque eso ya entre a formar parte de las señas de identidad de las que, comúnmente, suele alardear la presente estación.

Aunque todavía no haya querido hacer ostentación de sus mejores galas, ni desplegado en toda su majestad su famosa exuberancia, los indicios que delatan su influencia se reflejan, inequívocos, allá donde uno mire.




Siempre he disfrutado con verdadera complacencia de estas jornadas de inicio de primavera; y…, ya no por la luz, la explosión de color o las, cada vez, más agradables temperaturas. Lo que, para mí, constituye la principal diferencia; entre este ciclo y cualquiera de los otros que se suceden durante el año; es la ilusionante sensación de que todo está aún por escribir. Es el tiempo de comenzar a enhebrar esos planes para un futuro, que ya no se nos antoja lejano, sin que frustradas esperanzas vengan a arrojar su alargada sombra sobre nuestros incipientes proyectos.

Me siento fascinado por esa suerte de energía con la que el orden natural ha cincelado el código de todos los seres vivos, sin que nosotros seamos una excepción en ese sentido. Me alimento de esa fuerza, la absorbo con fruición, diríase que la vampirizo, incluso, si no fuera porque hay de sobras para todos.




Pero…, dicho todo lo anterior, también es cierto que cuesta un poco aclimatarse de nuevo. Se han de abandonar esos hábitos que las circunstancias obligaban a observar en jornadas no demasiado lejanas y, por otro lado, desprenderse; aunque sólo sea de forma temporal; de aquellos útiles que a día de hoy; lejos de prestar un servicio; comienzan a resultar un incordio.




En ese “repaso” estamos y todavía queda mucho por hacer. Pero, independientemente de todo cuanto depare el porvenir, lo cierto es que…, si bien es mucho lo que ya ha brotado, más aún es lo que resta por florecer. 


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