De luz y de tinta.
La mano del dibujante describía
trazos a toda prisa para no dejar escapar la esencia de la escena, y…, al mismo
tiempo, yo no perdía detalle de sus evoluciones y su grado de semejanza con
respecto al modelo original.
Era preciso afanarse. La luz
puede ser extremadamente caprichosa y, las caricias que regalaba a aquel cuerpo
de pose desenfadada, esfumarse en un abrir y cerrar de ojos.
Finalmente, unas pocas líneas
sirvieron para ofrecer un sintetizado testimonio, perdurable y bastante fiable,
del momento acontecido.
Muy grande el dibujante.
ResponderEliminar