Adictos al corto plazo.
¡¡Ay!!... ¿qué pudo
haber sido de las oportunidades perdidas?
¿Qué de todos
aquellos momentos desperdiciados?
Y… ¿de toda esa
energía invertida en sostener los adornos?
¿De esa atención
desmedida que se presta al postureo?
Y sí: ¡qué bonito
mientras dura y qué vacio en cuanto pasa!
Nada es eterno, ¿qué
duda cabe?
y el culto a la
trascendencia
resulta, las más de
las veces, retorcido
y, con tozuda frecuencia,
harto ingrato.
Lo más triste de todo
este asunto
es ver con qué
insensato regocijo
sucumben a unos dudosos
beneficios
tantos propósitos
bienintencionados
y como, a pesar de
incontables sacrificios,
quedan en nada legítimos
deseos.
En pos del agrado
colectivo
muchas veces se cosecha
lo contrario,
envidias, recelos y sinsabores
que emponzoñan,
segregan y hasta espantan.
No claudiquéis ante
las falsas promesas
de una fama momentánea
ni dejéis que se os
escape
la llave de vuestros
sueños.
Tu planteamiento es muy acertado... así es y así pasa, luz de gas que nos ciega en un momento y al pasar tal instante perdimos el objetivo.
ResponderEliminarMil besitos.