Rincón expectante.
A los rincones les sucede un poco
como a las personas: la mayor parte del tiempo permanecen a la expectativa, a
la espera de ver como su mera existencia pasa a cobrar un sentido claro y definido,
una utilidad práctica e irrenunciable en pos de un objetivo que; a la postre;
habrá de conferirles su propia razón de ser.
Pero…, entre tanto (aunque no
todos lo perciban de este modo), no se limitan a ser un simple espacio vacío,
un decorado carente de actores, impersonal e intrascendente, sino que permanece
custodiando las ilusiones y esperanzas de sus moradores en su ausencia; lo cual
me lleva a pensar que conviene ser bastante cautos con respecto a la impronta
que tendemos a dejar alojada en ellos.
Que disfrutéis todos de una muy
feliz, y “determinante”, jornada de
domingo.
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