Te miro, te veo.




Mientras tú te desenvuelves,
eficaz y concienzuda,
en quehaceres cotidianos,
yo espío tus movimientos
desde oportunos rincones
que camuflan mi presencia.

Te miro cuando trabajas
y cuando te echas la siesta.
Te miro cuando cocinas
o cuando vas a la tienda.

Te miro cuando suspiras
o te sientes agobiada.
Te miro mientras bostezas
al peinarte en la mañana.

Te miro aunque no te mire
y pienses que estoy ausente
y…, hasta con ciertos reparos,
cuando actúas en caliente.

Si bien, al mirar,
veo más cosas
de las que el ojo percibe
y me adentro por terrenos
donde se hilvana, más fina,
tu verdadera sustancia.

Pero…, claro. Tanto tiempo
espiando tus asuntos,
se me acaba sorprendiendo
en actitud indiscreta,
y, cuando al fin te percatas,
sonríes abiertamente
mientras regalas un guiño
a través de la mirilla.

Comentarios

  1. La monjitas del colegio me decían que Dios lo veía todo...
    Y a mi eso me extrañaba...porque si Dios ya ha visto tanto y de todo...no se va a asustar de nada...y mucho menos enfadarse...

    Que pase usted buena Semana Santa, Señor.

    ResponderEliminar
  2. No solo se mira con los ojos, también con la mirada interior.

    Me han encantado los versos.

    Un placer leerle, Caballero.

    Feliz día.

    ResponderEliminar
  3. Lo se, lo sé, mi Señor....pero....sabes que?....me encanta!!!!

    Aunque a veces me haga la despistada y provoque a Tu curiosidad sé que estás para contemplar mis pasos y así guiarlos hacia Ti.

    Mmmmmmmmmmm...Tuya...

    Besines dulces
    A Tus pies

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares