La morada del deseo.
En la penumbra del ocaso
que toma el pulso a la noche
se divisa la silueta
del hogar de las
pasiones
sobre una loma pelada
donde se exhibe el
pecado.
Es la casa de unas
artes
donde, atípicos
artistas,
exponen sus
creaciones
ante un público
exigente;
y además
protagonista;
que se suma y que se
expone.
Interiores cavernosos
albergan mil
perversiones
para los cuerpos
hambrientos
hartos ya de sutilizas
y deseosos de empujes
más físicos que
mentales.
Efímera simpatía y
afinidad recurrente
se intercalan en la
escena
donde hay cadenas que
ilustran
libertades diferentes
con un toque de
suspense
que ofrece muchas
salidas.
Imagina estos lugares
al calor de unos
impulsos
que se muestran
desatados
siempre que son
requeridos
en las noches donde
hay ganas
de despertar al
durmiente.
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