Déjame ser ñoño por un día.

Regreso brevemente al lugar donde fue gestada la hazaña,

a la ciudad donde el sol se apartó amablemente para no espantar un incipiente sentimiento,

al reducto de unas formas que ni siquiera habían sido construidas,

al lugar donde las palabras confluyeron para dar el tono a estruendosos silencios

y…, al volver a ese origen, al inicio y génesis de todo,

caigo en la cuenta que ese principio no hubiera sido posible si,

previamente, no hubieran acontecido otros.

Principios como aquel en el que, hace ya algún tiempo,

te asomaste a la vida y comenzaste tu camino

sin ser consciente de tu propia relevancia.

A ese día que ya se antoja lejano,

y a todos cuantos le siguieron,

les debo la fortuna de la que ahora disfruto a tu lado y,

en esta jornada, instante preciso en el que se rememora tu alumbramiento,

me congratulo contigo de todos esos pasados necesarios.

Feliç aniversari, mi sierva.

Besos y azotes.