El rostro de la verdad.




Todo depende del color del cristal con que se mira, por lo que no se puede negar que, en función a cuál sea nuestro estado de ánimo, la percepción que tengamos, unos y otros en relación a una misma cosa, estará sujeta a infinidad de pequeñas (o grandes) variables. No obstante, en el momento que tengamos que enfrentarnos a un problema concreto no quedará otro remedio que aplicar las medidas específicas que nos exija esa cuestión en particular.

Hace unos días, merced a un comentario de AlmaBaires en relación a las segundas oportunidades, me dio por pensar que hay ocasiones en las que no hay lugar para ellas. Muchas veces no se trata de asuntos que tengan que ver con la confianza que podamos depositar sobre esta o aquella persona; y tampoco tiene nada que ver con lo que estemos sintiendo en un momento determinado; de lo que se trata es de aplicar la solución adecuada a la primera porque, de lo contrario, el segundo intento puede llegar ya demasiado tarde.

Pienso todo eso en relación a la presente crisis sanitaria y me doy cuenta de que, en muchos casos, no la estamos gestionando como es debido.  No haré hincapié en la forma en que la están encarando nuestros más insignes representantes públicos pues; por acción u omisión, por desconocimiento o pura estrategia política; dejan bastante que desear. Todos ellos parecen demasiado ocupados en añadir su "pequeña" aportación al bochornoso e inoperante espectáculo general. Pero no es menos cierto que, a pie de calle, no escasean los ejemplos de muchos que se merecen un enorme "cero" en gestión de la frustración.

Las cosas son como son y, cuando vienen mal dadas, no hay lugar para determinados debates ni justificación alguna para echar mano del manido recurso del chantaje emocional para salirse cada uno con la suya. No, damas y caballeros. Urge de manera acuciante acabar con ese buenismo sectario y torticero que antepone al interés general los sentimientos y apetencias personales. Si hemos de fastidiarnos, pues a fastidiarse, y si eso nos produce "infelicidad", pues más de lo mismo.

Asumo y respeto que la escala de valores varíe algo en función a cada persona, pero las referencias éticas que han de figurar en los primeros puestos de esas listas de prioridades por las que nos regimos a nivel individual habrían de ser siempre las mismas para todos. Esto no va de sentimientos, apetencias o ideologías. Esto no va de ir por libre porque ese es nuestro derecho. Tenemos derechos, pero también obligaciones y de lo que aquí se trata es de ser consecuentes y asumir ciertos sacrificios cuando es necesario. Puede que nos parezcan insufribles en algún momento, pero, si nos paramos un segundo, enseguida nos daremos cuenta que, no muy lejos, seguro que hay alguien que los estará padeciendo en mayor grado que nosotros y..., dicho sea de paso, quejándose bastante menos. Esa es la verdad por mucho que algunos se nieguen a reconocerla.

Comentarios

  1. Podrá parecer obsecuente, pero no creo que alguien hubiese podido decirlo mejor ni más claro. Y más está decir que me encuentro totalmente de acuerdo con cada palabra.

    Gracias por la mención, un detalle inesperado y muy grato. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Obsecuente", un término muy interesante pero que, dirigido a mi persona, no creo que tenga una merecida aplicación. De todas formas, resulta todo un alivio constatar que existen personas que comparten mi mismo punto de vista. A pesar de todo, la humanidad aún parece que tiene motivos para las esperanza.

      En cuanto a la mención..., faltaría más. Por mi parte ha sido todo un placer.

      Un abrazo y cuídate mucho.

      Eliminar
    2. No me he sabido explicar... no que tú eres obsecuente; sino que mis palabras podrían ‘sonar’ así, ya que siempre estoy halagando la claridad y calidad de tus ideas y la forma de expresarlas.
      Te pido disculpas por el error.

      Tú también cuídate mucho.

      Eliminar
    3. Te has explicado perfectamente Alma, en todo caso he sido yo el que no ha sabido expresarse como toca.
      Sólo quería dejar claro que, en modo alguno, me considero digno de que nadie muestre hacia mi tan elevada consideración, por lo que, si alguien ha de disculparse, ese tengo que ser yo.
      Espero que tengas a bien perdonarme por mi torpe sintaxis.
      Cuídate mucho y recibe un fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Cuando se detecta un problema, se ha analizado y se ve claramente la necesidad de actuar para corregir o bien para prevenir mayores, no hacerlo sería una irresponsabilidad, y seguramente, nos pasaría factura a nosotros mismos.

    No siempre es agradable, a veces parece mejor dejarlo correr pero luego puede ser tarde y ya no tener una solución sencilla o, simplemente, no tenerla.

    Cada uno tiene sus frentes, sus responsabilidades y su forma de hacer, pero el inmovilismo no debería ser nunca una opción cuando tengamos la posibilidad real de actuar.

    Una reflexión sencilla a la par que profunda la que nos ofreces hoy.
    Gracias por compartirlo.

    Besines dulces
    A Tus pies

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Completamente de acuerdo. En muchas ocasiones no debemos de tener en cuenta nuestra voluntad de actuar y sí nuestra obligación de hacerlo.

      Por desgracia, cada vez es más frecuente comprobar el grado de afianzamiento que parece estar experimentando esa "irresponsabilidad" de la que hablas.

      Un beso y un azote mi dulce, y "objetiva", sierva.

      Eliminar
  3. Es más sencillo hacerlo bien que remendar lo que se hace mal. Las conductas sociales se hacen globales pero individualmente es donde se toman las responsabilidades. Si no lo somos, nos lo acabaremos encontrando... y no a mucho tardar.
    No puedo negar ni una sola de sus palabras. Ciertamente lo clarifica y explica de una manera sencilla que no cabe renegar ni una sola de ellas.
    Mi sonrisa y mis saludos, Caballero. Feliz finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo siempre he pensado (y, por lo que parece, debo de ser bastante raro en ese sentido) que hacer las cosas bien desde un primer momento no sólo es lo más conveniente, además, es lo más rápido. Aunque pueda parecer que cumplir con el trámite de cualquier manera, y sin atender demasiado a si el resultado es el adecuado, sirve para ahorrarnos algo de tiempo, a la larga se demuestra que viene a ser más bien al contrario, teniendo que remendar constantemente nuestro desaguisado o, las más de las veces, teniendo que empezarlo todo nuevamente desde cero.

      Saludos cordiales y un fuerte abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares