Podría ser un día cualquiera.


Para ella podría tratarse de un día cualquiera. Como cada mañana, se enfrentaba a la nueva jornada con energías renovadas y las ilusiones bien predispuestas. Pero, en aquella fecha en concreto, no tenía que ocuparse de llevar a término ninguno de las rutinarios quehaceres cotidianos que tanto tiempo tienden a hurtarnos.


Sus más secretos apetitos hoy se revelaban a flor de piel, empujándola a buscar constantemente nuevos retos con que satisfacer las ansías que habitaban en lo más profundo de su ser. Y..., a fin de culminar con éxito los objetivos que ella misma se había marcando para la ocasión, no dudó en sacar el máximo partido a todos y cada uno de los encantos que la naturaleza la había conferido.


Para empezar, para desplazarse hasta el lugar  que había acordado con su cita, escogió  hacerlo con una mezcla de elegancia y ostensible energía; como describiendo, en cierta forma, que era lo que ofrecía y, por otra parte, demandaba.


Lo cierto es que entorno al que había sido invitada resultaba muy de su gusto y despertaba, en su ya de por sí bien provista imaginación, toda suerte de deleites de lo más variopintos y estimulantes.


No estaba de más disfrutar apaciblemente de las exclusivas cualidades que proporcionaba el lugar, así como de las espectaculares vistas  que brindaba de una ciudad que parecía rendida a sus pies. El momento estaba cargado de infinidad de finales posibles, pero ella tenía meridianamente claro hacia cuál de ellos se sentía más inclinada.


Como no era de andarse mucho por las ramas, en cuanto tuvo oportunidad, dejó salir su vena más provocativa y traviesa, sabedora como era de que una invitación así no iba a caer en saco roto.


No se equivocaba al aventurar tales suposiciones, pues no hubo de esperar mucho para captar la atención de su anfitrión del modo en que ella había estado deseando.


Y así fue como se puso la guinda a aquella velada, de la única forma en que era posible hacerse, pues ya se sabe que..., cuando las ganas aprietan, la pasión sabe perfectamente como desenvolverse.

Comentarios

  1. No era un día cualquiera ... ya estaba predestinado a ser diferente.

    Mil besitos y feliz finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si bien es cierto que, el destino, muchas veces salta a nuestro encuentro, también es verdad que abundan los momentos en los que somos nosotros los que debemos salir a buscarlo (sobre todo cuando queremos que se materialice de una determinada manera).

      Saludos versátiles.

      Eliminar
  2. No recuerdo haberle leído así, (también es verdad que mi memoria es de pez) pero relatar un día que se sabe va a ser diferente ya pone todo el empuje para que se pueda disfrutar. Cuando el deseo llama, solo hay que abrir las intenciones.
    Mi sonrisa y muy feliz finde, Qarpatian.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Mağ por acoger de buen grado esta suerte de construcción narrativa.

      Como has dejado apuntado, no debemos subestimar nunca a la intención. Por si sola parece un recurso más bien endeble y poco fiable, pero..., casi siempre, para bien o para mal, es la que abre la puerta a nuestros actos futuros.

      Recibe un saludo intencionalmente afectuoso.

      Eliminar
  3. Gracias mi Señor por hacer posible todo cuanto está por vivir, por la fantasía que cada día pone a mi vida y la realidad que la supera a Tu lado.

    Soy muy afortunada por compartir mi vida contigo.

    Besines dulces
    A Tus pies

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Deben de agradecer las musas las empresas que inspiran? Yo creo que viene a ser justo lo contrario.

      Un beso y un azote mi dulce, y "sugestiva", sierva.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares