Yo te ofrezco lo que albergo bajo el corazón que mis dedos dibujan, y el otro que más oculto late alimentando mi querer.
Yo te ofrezco la lascivia que en mi provocas, mis ganas de amarte como sé que deseas, mi esfuerzo para no dejar de hacerlo y mi ilusión para seguir sintiendo como solo Tu sabes concederme.
Yo te ofrezco lo que albergo bajo el corazón que mis dedos dibujan, y el otro que más oculto late alimentando mi querer.
ResponderEliminarYo te ofrezco la lascivia que en mi provocas, mis ganas de amarte como sé que deseas, mi esfuerzo para no dejar de hacerlo y mi ilusión para seguir sintiendo como solo Tu sabes concederme.
Yo te ofrezco mi ser y mi deseo.
Yo me ofrezco.
A Tus pies
Pues... ¿quién podría rechazar una oferta tan tentadora? Sin duda que yo no lo haré.
EliminarUn beso y un azote, mi dulce sierva, y..., gracias por el ofrecimiento.