El arte del aderezo.
A diferencia de lo que viene sucediendo en otros lugares, donde parece imperar el gusto por lo ordinario y la ostentación más burda, en esta ciudad lo que realmente marca la diferencia son los pequeños detalles. Sutiles añadidos, en ocasiones casi imperceptibles, son los encargados de mantener en guardia los sentidos del buen observador que habrá de permacer bien atento para no errar en las interpretaciones que haga de esos pormenores que, en definitiva, pueden llegar a cambiarlo casi todo.