Motivaciones extintas.
Es muy posible que, en la
actualidad, la definición que resulta más acorde al término “motivación” sea la de: “bien
caro y escaso”. Este hecho no se debe únicamente a las exiguas o nulas
invitaciones al optimismo de las que estamos siendo objeto últimamente, si no
que, en gran medida, obedece a la férrea voluntad de unos pocos de estar constantemente
negando una realidad manifiesta. Pocos, sí, pero poderosos, poderosos pero
incompetentes, incompetentes pero (por lo que parece) irremplazables;
culminación, en definitiva, del concepto del surrealismo. Lástima que el arte que
despliegan tan ilustres mentes no sea capaz de mantenerse por sí mismo y tenga
que ser sufragado entre todos (adeptos o no a tan particular concepción
creativa). Escaso mérito, pues, el de estos bohemios contemporáneos.
Vivimos asentados en el triunfo
de la mediocridad, donde el mérito de las personas no se mide en función a sus
valores o capacidades si no por la facilidad con la que se aprovechan de las
del resto. No resulta nada extraño que, bajo esta perspectiva, toda aquella
persona susceptible de aportar algo a los demás desista de tan noble propósito
al saber que acabaría irremisiblemente ninguneada y que todos sus esfuerzos
terminarían en saco roto. Sobre esta cuestión, viene a mi memoria una estrofa
de un tema de Radio Futura titulado “La vida en la frontera”. Dice así:
No sueñes con el final del camino
pues ya, maldita sea, otros
aguardan
para tomar su parte y ganarte
la mano sin moverse del sitio.
Tampoco la D/s resulta ajena a
esta problemática y, en cierta forma, de un modo aún más evidente. La falta de
motivación es razón suficiente para dar al traste con una relación de este
tipo. Las palabras, los discursos, los manifiestos, todo eso está muy bien
dentro de un determinado contexto (incluso puede llegar a resultar de gran
utilidad), pero sirven de muy poco si no van respaldados por hechos y razones
de peso.
La implicación debe de resultar inequívoca
y, en este sentido, no existen diferencias entre quienes dominan y quienes se
someten más allá de las meramente formales. Estamos hablando de un tipo de
relaciones donde (posiblemente, más que en ninguna otra) el condicionamiento
mutuo resulta más acentuado y donde se muestra de forma más evidente el efecto
de retroalimentación que se produce entre sus integrantes. Presumir entonces
que los actores que intervienen en esta trama pueden permitirse el lujo de
darlo todo por hecho sería suponer demasiado.
El bdsm; cuando se entiende desde
el punto de vista de la vida en pareja y no como un simple juego; no resulta
sencillo de asimilar. No hay duda alguna de que ha de partir de una elección libre
y meditada, pero, aún así, siempre surgirán asperezas que será necesario ir
limando. Eso requiere de mucho tiempo y esfuerzo por ambas partes y, al final,
quienes se van a beneficiar del triunfo o se verán arrastrados al fracaso,
serán ambos. Quien lo vea como un juego que tenga presente que; en este,
concretamente; no puede ganarse en solitario. Y, más aún, aquellos que estén
acostumbrados a apropiarse de los méritos ajenos, tendrán bastante difícil
sostener sus argumentos si no es mediante algún tipo de contrapartida y, en
función a sus capacidades (buenas o malas, mejores o peores) así serán sus
resultados.
Tengo que pediros disculpas pues
reconozco que hay ocasiones en las que me dejo arrastrar por una indignación que
puede resultar excesivamente vehemente cuando contemplo la normalidad con que
se aceptan determinados comportamientos; comportamientos que, en mi opinión,
resultan tremendamente injustos. Esta ha sido una de esas ocasiones.
Un saludo a todos y perdón por el
exabrupto.
Son demasiados los que lo ven como un "simple juego"... y es entonces cuando para mi pierde tanto peso el "bdsm"... y se convierte en lo que ha sido siempre...
ResponderEliminarBesos
Extrañas palabras de las que se desprenden innumerables enigmas.
EliminarUn saludo, Rosa de Terciopelo.
Las motivaciones son necesarias en todos los aspectos de la vida, creo que, sobre todo en la época que estamos viviendo, necesitamos una pequeña luz que nos ayude a dar un paso tras otro y no caer en el desánimo y desidia, aunque es cierto que, también es necesario mostrar algunas veces nuestra indignación y poner los puntos sobre las ies, así que mi Señor, no creo que tengas que disculparte por ello, y más porque conozco de sobras que las motivaciones (nunca mejor dicho) que te impulsan a ello no es quedarte anclado en ese sentir sino ser consciente y apreciar cuanto tienes para continuar disfrutando de la vida al máximo que se nos permita.
ResponderEliminarReconozco esa desagradable sensación que consigue embargarnos cuando nada de lo que hacemos sirve pues siempre hay quien con su viveza sabe aprovecharse del entorno para su propio beneficio, y por desgracia, suele pasar en todos los ámbitos, también en la D/s.
No sé porque, quizás por mi propia experiencia, siempre he tenido claro que hay que implicarse para obtener resultados, y en nuestra especial y maravillosa relación mucho más si cabe, pues aquello que deseo obtener también es de gran valor.
Además, cuando algo se obtiene por méritos propios el gozo que se obtiene es muchísimo mayor…
Es importante para mi que no mueran los motivos para continuar amándote de nuestra atípica forma, y para ello pondré todo de mi parte para que siempre desees más y se realimente de Ti mi ilusión…
Besos dulces y mimosones…
A Tus pies
Me alegra que resulte tan claro para ti, mi dulce sierva, y que, a pesar de esas zancadillas que la vida nos va "regalando", conserves un tanto de esperanza en tu interior.
EliminarPuede que muchas veces nos cueste mantenernos firmes en nuestro rumbo pero, si tenemos claro nuestro destino, no importan las mareas, las corrientes o las tempestades; mientras el barco siga a flote acabaremos llegando a buen puerto.
Un beso y un azote.