La creyente escéptica.


No confiaba su suerte
a los matices dudosos
que constituyen ornato
de fábulas infantiles.
Ni hadas, duendes o magos
pueden darse por seguros;
poderosos en su mundo
en este son prescindibles.

Nunca fue dada al suspiro
que brota de entre amoríos
ni a confusas ilusiones
tan endebles como nubes.
No se adhería a la idea
de un sentir inmaculado
que, entre besos y caricias,
fuera a ofrecerle sus luces.

Jamás ni por un momento
le pareció razonable
el proyecto de una entrega
con tan extrañas virtudes.
¿Cómo podría un tormento,
sostenido en perversiones,
arraigar firme en su seno
tan evidentes verdades?

Sin creer, ella intentaba
dar con la piedra de toque
que rebelara certezas
entre sus tribulaciones.
Mas, de esto, aprendió algo
que, a la postre, fue muy útil:
”NO NECESITAS CREENCIAS
CUANDO VIVES REALIDADES”.



Comentarios

  1. Desde aquellos primeros días en que empecé a leer Tus letras, asombrada me reconocía en ellas, como si sin saber aún de mi existencia fueras capaz de pintar con Tus palabras el cuadro que me reflejaba, ya fuese mi vida, mis anhelos o mis miedos, haciéndome creer que era posible que alguien comprendiese, incluso mejor que yo todo cuanto albergaba, y me mostrase la luz y la sombra de mi ser, ofreciéndome un camino de realidad para conducir mis deseos.

    Hoy de nuevo, al leerte, sin saber realmente si estaba presente en Tu mente, me sumerjo en las palabras haciéndolas mías y creyendo que todas y cada una de las sensaciones que se ocultan son exactamente aquellas que poseo.

    Me encanta, mi Señor, ¿cómo no gustarme que Tu, mi Dueño, plasmes con esa belleza lo que yo no soy capaz ni de expresar?

    Aunque no me creas debo decirte que es maravilloso, y que no importa en realidad la intención con la que lo escribieras, pues a mí me ha emocionado, sobrecogido y dejado completamente entusiasmada…

    No comprendo como me reflejas de ese modo, pero simplemente, lo disfruto (sea o no hecho para mí)…

    Gracias mi Señor…gracias!

    A Tus pies
    Besos dulces

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    Respuestas
    1. De aquello que emanas recibes respuesta, de aquello que brindas obtienes el pago, en lo que compartes esta tu medida.

      Creo que es lo justo, por lo tanto, no debería sorprenderte.

      Un beso y un azote, mi sierva.

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