La creyente escéptica.
No
confiaba su suerte
a los matices
dudosos
que
constituyen ornato
de
fábulas infantiles.
Ni
hadas, duendes o magos
pueden
darse por seguros;
poderosos
en su mundo
en este
son prescindibles.
Nunca fue
dada al suspiro
que
brota de entre amoríos
ni a
confusas ilusiones
tan
endebles como nubes.
No se adhería
a la idea
de un
sentir inmaculado
que,
entre besos y caricias,
fuera a
ofrecerle sus luces.
Jamás ni
por un momento
le
pareció razonable
el
proyecto de una entrega
con tan
extrañas virtudes.
¿Cómo podría
un tormento,
sostenido
en perversiones,
arraigar
firme en su seno
tan
evidentes verdades?
Sin creer,
ella intentaba
dar con
la piedra de toque
que
rebelara certezas
entre
sus tribulaciones.
Mas, de
esto, aprendió algo
que, a
la postre, fue muy útil:
”NO
NECESITAS CREENCIAS
CUANDO
VIVES REALIDADES”.
Desde aquellos primeros días en que empecé a leer Tus letras, asombrada me reconocía en ellas, como si sin saber aún de mi existencia fueras capaz de pintar con Tus palabras el cuadro que me reflejaba, ya fuese mi vida, mis anhelos o mis miedos, haciéndome creer que era posible que alguien comprendiese, incluso mejor que yo todo cuanto albergaba, y me mostrase la luz y la sombra de mi ser, ofreciéndome un camino de realidad para conducir mis deseos.
ResponderEliminarHoy de nuevo, al leerte, sin saber realmente si estaba presente en Tu mente, me sumerjo en las palabras haciéndolas mías y creyendo que todas y cada una de las sensaciones que se ocultan son exactamente aquellas que poseo.
Me encanta, mi Señor, ¿cómo no gustarme que Tu, mi Dueño, plasmes con esa belleza lo que yo no soy capaz ni de expresar?
Aunque no me creas debo decirte que es maravilloso, y que no importa en realidad la intención con la que lo escribieras, pues a mí me ha emocionado, sobrecogido y dejado completamente entusiasmada…
No comprendo como me reflejas de ese modo, pero simplemente, lo disfruto (sea o no hecho para mí)…
Gracias mi Señor…gracias!
A Tus pies
Besos dulces
De aquello que emanas recibes respuesta, de aquello que brindas obtienes el pago, en lo que compartes esta tu medida.
EliminarCreo que es lo justo, por lo tanto, no debería sorprenderte.
Un beso y un azote, mi sierva.