Ave Fenix.
Llega un momento
en la vida de las
personas
donde; por una causa
o por otra;
nos vemos afectadas
de un profundo e irrefrenable arrebatamiento.
Sin comprenderlo del
todo
nos lanzamos al vacio
de una emoción silenciosa
que viene a socavar
los cimientos
de nuestro eficiente
y acostumbrado criterio.
Aquello que
sobreviene;
pocas veces deseado;
nos transforma por
completo
enajenando nuestros
intereses.
Como fe de iluminado
nos arrastra hacia
unos dogmas
inescrutables,
ambiguos
y ciegamente
adoptados.
Su variada
procedencia;
miedo, frustración, impaciencia…;
proporciona demasiado
a menudo
un oportuno enemigo
a quien culpar sin
reparo
de los azares y
desventuras
que frecuentemente
nos visitan.
Pero…, a veces, esa
fuerza
que aparece por
sorpresa
sirve para abrir
puertas
que benefician el
alma,
si evitamos el exceso
y sopesamos su carga,
centrando en el fuero
interno
ese sentido que surge
sin tratar de
imponerlo
si no es a base de
ejemplo.
De esa odisea
privada,
de esa implosión
objetiva,
se extrae la sabia
que nutre
y da luz a nuestra
vida;
generando en cada uno
distintos tipos de
chispa.
De nosotros depende
cual habrá de ser el resultado
final
de toda esa agitación
que viene a inquietar nuestra conciencia profunda
y el provecho; o la
quiebra; que de ella devenga.
Sabios los que saltan al vacío despojándose de lo mundano de esta vida.
ResponderEliminarQuién nada tiene,nada posee.......
Comparto contigo cada una de tus palabras.
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