Rincón parcialmente nublado.
Los días se acortan mientras su
luz se desvanece. El horizonte se cubre con las nubes que, soñolientas y
pesadas, se resisten a alejarse demasiado de la superficie en tanto difuminan
el paisaje mediante trazos similares a los de una acuarela. Muchas veces, en los
valles, las elevaciones circundantes quedan perfiladas por una artificiosa línea
recta que determina con exactitud el punto donde se asienta la húmeda y
pertinaz bóveda grisácea que se instala sobre sus vegas. La cubierta vegetal
también se suma a ese cambio y adquiere tonos más sólidos, más primarios, que
nos devuelven al gusto por lo básico: el calor y el abrigo de un rincón bien provisto.
Que disfrutéis todos de una muy
feliz, y “bien surtida”, jornada de
domingo.
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