Rincón incomunicado.
La ventisca surgió, repentina, al
atardecer y, después, estuvo arreciando durante toda la noche. A la mañana
siguiente, si bien continuaba nevando de forma constante, lo hacía ya de manera
bastante menos copiosa. Con todo y con eso, resultaba más que patente la dificultad
que entrañaba cualquier tipo de desplazamiento sobre aquel terreno cubierto por un espeso manto blanco.
Lejos de ver en esta circunstancia
un inconveniente; lo adecuado de nuestro refugio y lo bien pertrechados que nos
encontrábamos para este tipo de eventualidades; puede decirse que hasta incluso
experimentamos un cierto regocijo ante la posibilidad de poder realizar un
pequeño ejercicio de autarquía doméstica.
Que disfrutéis todos de una muy
feliz, e “interiorizada”, jornada de
domingo.
¿para que salir?
ResponderEliminarfeliz tarde y ventisca acompañada
Con el paso de los años aprendemos que lo que posee verdadero valor se encuentra dentro de uno mismo, y no en más superficial de los exteriores.
ResponderEliminarSaludos y buen domingo,
J.