Sotto voce.





De todas partes llegan sonidos
como impulsos invisibles;
olas que..., en su cadencia,
balancean nuestras almas.

Los hay que son advertencia,
nos previenen del peligro,
y los hay más bien molestos,
faltos de gracia o sentido.

Los hay que vienen a herirnos,
a emponzoñar nuestra calma
y los hay que son recuerdos
que condensan lo vivido.

Yo quiero hablarte de aquellos
que se acoplan a un susurro
y que salvan las distancias
por secretos pasadizos.

Son esas voces veladas,
con un solo cometido,
de dirección bien trazada
y un receptor exclusivo.

Son la llamada que esperas,
el reclamo que implorabas,
la fortuna descubierta
dentro de un cofre escondido.

Es la voz que llevas dentro,
cuyo eco es repetido,
que, sin rastros que delaten,
viene a mostrarte el camino.


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