Getaway.
El mundo es muy grande
como para anquilosarse
en el discurso colectivo
que demoniza con vehemencia
a todo el que, únicamente,
busca su propia esencia
sin coacciones ni sobornos.
Camuflarse entre el gentío,
simulando ser lo mismo
que aquellos que nos rodean
para evitar sus reproches,
nos anula por completo
mientras nos corta las alas.
Escapar, en esos casos,
no es la huida de un cobarde
sino, más bien, la salida
que el buen juicio recomienda
para no entrar en un bucle
superficial e infecundo.
La aceptación es un mito,
sin duda, sobrestimado
pues pocos han despuntado
siendo convencionales
o persiguiendo el aplauso
de quienes temen al cambio.
Y como eso es un hecho,
discutido e indiscutible,
mejor me salgo por patas
y dejo al resto en su salsa
mientras busco el aderezo
que más se ajuste a mi arbitrio.
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