Manzanas.





Un olor a manzana; a medio camino entre lo dulce de los frutos más recientes y lo amargo de aquellos que, más tempranos, comienzan ya a estropearse; impregna estos días muchas localidades qarpadias. La abundante y excelente calidad de la cosecha de este año anuncia un tiempo de justificada dicha para todos los amantes de esta fruta y sus derivados.

Como muchos ya sabréis, el otoño es una época impregnada de un enorme simbolismo dentro de los límites que conforman “la nación invisible” (por otro lado, muy ligada siempre a los ciclos naturales), aunque, en el caso que nos ocupa, salgan a relucir otro tipo de connotaciones, y es que; concretamente, este fruto al que me estoy refiriendo; guarda una estrecha relación con un episodio muy sustancial de la iconografía bíblica. La manzana ha quedado ligada; a través de una variada muestra de representaciones artísticas; al relato del pecado original, convirtiéndose, de paso, en la prueba de cargo de un flagrante delito de desobediencia para con la divinidad, a la vez que fuente del discernimiento entre el bien y el mal. Para lo qarpadios (independientemente de las creencias religiosas que pudieran expresar) este pasaje de las sagradas escrituras ofrece una segunda lectura más en sintonía con el precepto del libre albedrío y las consecuencias que pudieran derivarse del sentido que se dé a su uso.




Existen, y existirán siempre, tentaciones de todo tipo y para todos los gustos y; aunque ceder a los influjos de alguna de ellas; no se traduce, a priori, en un acto claramente censurable en el seno de esta atípica sociedad, eso no excluye la incuestionable realidad de que cada acción lleva aparejadas sus propias secuelas. En consonancia con esta premisa, no suelen ser recibidos de buen grado los pretextos encaminados a eludir la responsabilidad que pudiera derivarse de las mismas ni, tampoco, las lamentaciones sobrevenidas tras constatar sus efectos menos amables.





Por todo lo anterior, durante estos días de recolección intensiva, no son pocas las comarcas en las que; dentro de un contexto festivo y, en buena medida, desenfadado; se entremezcla el componente bucólico tan inherente a la actividad agrícola con otro de índole algo más trascendente y enfocado a recordarnos el precio de nuestras decisiones. Y…, para que todo lo anterior resulte más tangible si cabe, no habrán de escasear “tentaciones” con las que medir nuestras capacidades para la evaluación, el discernimiento y la coherencia para con nuestras  resoluciones.




Comentarios

  1. Sugerente post nacido de algo tan primitivo como el bello fruto del pecado.

    Bien sabes como disfruto de las variedades culinarias nacidas de esta fruta y como hecho de menos cuando se mantiene lejos, aunque confieso que en su variante natural es como menos apetecible me resulta...

    Veremos a ver que nos ofrece esta temporada...

    Besines dulces
    A Tus pies

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