Te miro, te veo.
Mientras tú te
desenvuelves,
eficaz y concienzuda,
en quehaceres
cotidianos,
yo espío tus
movimientos
desde oportunos
rincones
que camuflan mi
presencia.
Te miro cuando
trabajas
y cuando te echas la
siesta.
Te miro cuando
cocinas
o cuando vas a la
tienda.
Te miro cuando
suspiras
o te sientes agobiada.
Te miro mientras
bostezas
al peinarte en la
mañana.
Te miro aunque no te
mire
y pienses que estoy
ausente
y…, hasta con ciertos
reparos,
cuando actúas en
caliente.
Si bien, al mirar,
veo más cosas
de las que el ojo
percibe
y me adentro por
terrenos
donde se hilvana, más
fina,
tu verdadera
sustancia.
Pero…, claro. Tanto
tiempo
espiando tus asuntos,
se me acaba
sorprendiendo
en actitud
indiscreta,
y, cuando al fin te
percatas,
sonríes abiertamente
mientras regalas un
guiño
a través de la
mirilla.
La monjitas del colegio me decían que Dios lo veía todo...
ResponderEliminarY a mi eso me extrañaba...porque si Dios ya ha visto tanto y de todo...no se va a asustar de nada...y mucho menos enfadarse...
Que pase usted buena Semana Santa, Señor.
No solo se mira con los ojos, también con la mirada interior.
ResponderEliminarMe han encantado los versos.
Un placer leerle, Caballero.
Feliz día.
Lo se, lo sé, mi Señor....pero....sabes que?....me encanta!!!!
ResponderEliminarAunque a veces me haga la despistada y provoque a Tu curiosidad sé que estás para contemplar mis pasos y así guiarlos hacia Ti.
Mmmmmmmmmmm...Tuya...
Besines dulces
A Tus pies