Codicias.
Sin sutilezas baldías, que entorpezcan el designio de colarse tras las líneas de unas ganas contenidas bajo capas de deseos apenas disimulados, surge el afán de conquista de unas regiones remotas, que se escapan a los ojos pero se intuyen probables. Se ejemplifican asaltos de ímpetu indescriptible y se adivina el saqueo a punto de perpetrarse ante el impulso lascivo taimadamente descrito en los renglones torcidos de una patente de corso que legítima el pillaje. Pero existen dos maneras de interpretar este lance y no siempre queda claro quién lleva la iniciativa de hacerse con el trofeo derivado de esta razzia pues ambas partes aspiran, con ambición comparable, obtener del adversario el botín que los consagre.