La vida buscada.
Pocos ven el esfuerzo que hay detrás. Casi nadie se plantea los sacrificios que exige. No hablemos ya del tiempo que demanda, y mucho menos de la perseverancia que hay que invertir en ella. Aún así, todos aspiran a saciarse en sus mieles, a recibir sus recompensas, a ser reconocidos como dignos merecedores de un premio que no se han ganado. Se indignan, despotrican y se lamentan por su suerte cuando el azar jamás será lo que prime para cobrarse el sentir de una existencia anhelada.