Confiables.
En lo más recóndito del ser,
allí donde permanece alojado
lo más sincero y puro
que hay en nosotros mismos,
también moran pacientes,
fundidos en la estructura,
los más aterradores demonios;
aquellos de los que jamás
será posible desprenderse.
De puertas hacia afuera,
buscamos redirigir el foco
sobre el frente luminoso,
insistiendo y potenciando
el semblante más amable
que nos hemos construido.
Pero jamás habrá opción
de encontrar correspondencias
si antes no se desvela
el origen de esas sombras
que, en ocasiones, nos nublan
y que, en parte, nos definen.
Hacer entrega de eso,
hacerlo de verdad,
nunca será trago fácil;
ni para aquellos que lo dan,
ni entre aquellos que lo recibe;
pero tendemos a olvidar
que la confianza ha de ganarse
y que esta se traduce
en saber a qué atenerse.
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