Cae la noche, se alza el telón.




Cuando la noche cae sobre Qarpatia, es el momento en que la ciudad desvela los motivos a los cuales debe su sobrenombre. Durante el día solo genera destellos de todo cuanto esconde en realidad y, en muchos aspectos; a la vista de sus propuestas diurnas; se asemeja a muchas otras ciudades con las que; en comparación; podría estar considerada como de menor entidad.

Pero…, cuando durante el atardecer se disponen las bases para la transición vespertina, todo cobra una nueva dimensión. La actividad que se observa en sus calles y avenidas se incrementa con asombrosa rapidez y…; como el torrente sanguino que proporciona a los cuerpos su tan necesario soporte vital; así se muestran sus pobladores mientras se afanan en desarrollar sus típicas y distintivas ocupaciones.

Qarpatia; capital voluptuosa, morada de la lujuria; despierta cada noche con energías renovadas, mientras las sombras prestan abrigo al vicio y el arrebatamiento. Madrugadas de refinadas y placenteras perversiones se suceden en esta urbe donde parece venir a implosionar el más inmoderado espíritu del cosmos. El resto del mundo queda muy lejos y, aquí, la regla por la cual se rige, no tiene demasiada cabida. “No te impliques si no quieres, pero… tampoco interfieras”. – le sugiere al visitante el poblador residente; pues…, aunque parezca contradictorio a la opinión del foráneo, no todo por estos lares resulta estar permitido. Por muy “lúbricas” que sean algunas de sus costumbres, hay mucho detrás de los “modos” de su impactante puesta en escena y casi todo en sus “formas” envuelve, a un tiempo, más de un sentido. No conviene, por lo tanto, intentar introducirse alocadamente en los misterios que guarda, si no es mediante la guía de alguien que conozca sus entresijos.


Si a ella suelen referirse como a “la ciudad tras el sol” viene a ser (entre otras cosas) por la necesidad de tener una visión acostumbrada a distinguir aquello que solo se muestra entre tinieblas y un oído presto a interpretar aquello que solo se dice entre susurros.


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